Francisco, preocupado por las crecientes divisiones y conflictos en el mundo y por la polarización entre los católicos, llamó a este año especial en 2015
CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco cerró ayer el Año Santo de la Misericordia de la Iglesia Católica, que declaró para enfatizar la necesidad de una mayor reconciliación y perdón en la Iglesia y en el mundo.
El período generó esperanza entre muchos fieles, pero también se vio estropeado por conflictos en todo el mundo y por luchas internas dentro de la misma Iglesia.
En una ceremonia solemne en la Basílica de San Pedro, Francisco cerró la “Puerta Santa”, a través de la cual el Vaticano dijo que unos 20 millones de peregrinos caminaron desde su apertura el 8 de diciembre para buscar bendiciones especiales y pasar simbólicamente del pecado a la gracia.
Tras la ceremonia de clausura, Francisco instó a unas 70 mil personas que asistieron a la misa en la Plaza de San Pedro del Vaticano a que, si bien el año de plegarias y encuentros especiales ha terminado, permanezcan abiertas a las perspectivas de la reconciliación.
Los católicos de todo el mundo fueron instados a perdonarse unos a otros y el Papa hizo numerosos llamados a los líderes mundiales para que hagan gestos de paz y reconciliación.
“Pidamos la gracia de no cerrar nunca las puertas de la reconciliación y el perdón, y de saber cómo ir más allá del mal y de las diferencias, abriendo todo camino posible de esperanza”, exclamó el Papa durante la homilía.
Los “Años Santos” normalmente tienen lugar cada 25 años a menos que un Papa decrete uno extraordinario, como el que se cerró este domingo, para llamar la atención sobre una necesidad o un tema particular.
El siguiente debía celebrarse en 2025, pero Francisco, de 79 años, preocupado por las crecientes divisiones y conflictos en el mundo y por la polarización entre los católicos, llamó a uno especial sobre el tema de la misericordia, en medio de sus intentos para que la Iglesia sea más inclusiva.
Foto: Agencia Reforma
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