El legendario líder latinoamericano falleció anoche, anunció su hermano, el presidente Raúl Castro; será cremado según fue su deseo
LA HABANA, CUBA.- El líder cubano Fidel Castro murió este viernes a los 90 años de edad, informó su hermano, el Presidente Raúl Castro, en una alocución en la televisión estatal.
Raúl, visiblemente emocionado, dijo que el líder histórico de la Revolución cubana falleció a las 22:29 horas, y sus restos serán cremados “atendiendo su voluntad expresa”.
El mandatario agregó que en las próximas horas se anunciará cómo se realizarán las exequias de Fidel Castro, a quien se vio por última vez el pasado 15 de noviembre, cuando recibió en su residencia al Presidente de Vietnam, Tran Dai Quang.
Fidel Castro abandonó el poder hace justo diez años, en 2006, por problemas de salud. Raúl Castro, cinco años menor, tomó el mando entonces provisionalmente y dos años después, en 2008, lo sucedió formalmente como presidente de Cuba.
UNA LEYENDA
Fidel Castro despertó en Cuba grandes esperanzas de acabar con la tiranía de Fulgencio Batista y dejar atrás décadas de corrupción, violencia política y pobreza para parte de la población. Lo logró el 1 de enero de 1959, después de 25 meses de lucha en Sierra Maestra. Pero en 1961 abrazó el marxismo-leninismo y a la Unión Soviética –según los cubanólogos más por oportunismo que por convicción–, y recurrió a las armas cuando fue preciso para expandir el castrismo por medio mundo.
Fidel Alejandro Castro Ruz nació el 13 de agosto de 1926 en Birán, un poblado cañero de la provincia oriental de Holguín, durante la dictadura de Gerardo Machado. Su padre, Ángel Castro Argiz, era un emigrante lucense que combatió como soldado del Ejército español contra los mambises (independentistas). Repatriado al final de la guerra, regresó a la isla y el guajiro se convirtió en un próspero terrateniente. Su segunda esposa fue Lina Ruz González, primero cocinera de la finca de Birán y luego madre de siete de sus nueve hijos, entre ellos Fidel y Raúl.
“El Caballo”, su apodo más conocido, cursó sus primeros estudios en Santiago de Cuba y La Habana. Parte con los jesuitas, que dejaron huella en un niño que, además de inteligente, ya era bastante especial. A los doce años escribió una carta a Franklin D. Roosevelt –a mano y en un inglés macarrónico– en la que tras felicitarle por su nueva victoria electoral le pedía un billete de diez dólares, porque decía que nunca había visto uno, a cambio de llevarle a una mina de hierro que le serviría para construir barcos.
Castro estudió Derecho en la Universidad de La Habana, un trampolín para lanzarse a la política. Las aulas universitarias no eran ajenas al clima de violencia política que duraba ya décadas. Siempre un hombre de acción más que un intelectual, el joven Castro participó en la frustrada invasión de Cayo Confites contra el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo. En abril de 1948 viajó a Colombia para asistir a una conferencia como delegado de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y presenció el estallido del «bogotazo» con el asesinato del candidato presidencial Jorge Eliécer Gaitán.
SU VIDA PERSONAL
A su regreso a la isla se casó con Mirta Díaz-Balart, una estudiante de Filosofía perteneciente a una conocida familia habanera. Al año siguiente nació el único hijo de esta unión, Fidel Castro Díaz-Balart (“Fidelito”), que estudió física nuclear en la Unión Soviética y estuvo a cargo de algún programa oficial cubano. Mirta y Fidel se divorciaron seis años más tarde.
Pese al celo con que siempre guardó su vida privada, la leyenda en torno a este personaje histórico que a nadie deja indiferente incluye su fama de mujeriego y machista. Se cuenta que la guerrillera Celia Sánchez fue algo más que una influyente colaboradora, secretaria de la presidencia del Consejo de Ministros cuando llegaron al poder. Se dice también que se casó y vivió hasta el fin de sus días con Dalia Soto del Valle, una maestra de Trinidad, madre de cinco de sus hijos. De su aventura con Naty Revuelta, una atractiva mujer casada con un médico, nació en 1956 la rebelde Alina Fernández, exiliada en EU. Se habla de un octavo hijo, Jorge Ángel, y de un noveno, Abel.
EL REVOLUCIONARIO
En cuanto a su trayectoria política, sus aspiraciones para llegar a la Cámara de Representantes por el Partido Ortodoxo (populista y socialdemócrata), en las elecciones fijadas para el verano de 1952, se vieron frustradas por el golpe de Estado de Batista el 10 de marzo anterior. Castro optó definitivamente por la vía revolucionaria.
El 26 de julio de 1953 dirigió el fallido asalto al cuartel de Moncada, en Santiago de Cuba, dentro de un plan para asaltar dos guarniciones y provocar un levantamiento popular contra Batista. Huyó a la montaña, pero al final fue capturado y encarcelado el 1 de agosto. El desaparecido líder del castrismo ganó notoriedad en los juicios contra los asaltantes, asumió su propia defensa y pronunció la célebre frase “la historia me absolverá”. Condenado a quince años, acabó en la prisión de isla de Pinos.
Pero fue indultado el 15 de mayo de 1955, rompió oficialmente con el Partido Ortodoxo y fundó el Movimiento 26 de Julio, la fecha del asalto al Moncada. Con una ideología nacionalista, antiimperialista, demócrata en apariencia, fundada en las ideas del prócer José Martí, fue la organización más destacada en la lucha contra Batista desde Sierra Maestra. Ese año se exilió en México, donde conoció a Ernesto “Che” Guevara y planeó la expedición del yate “Granma”.
Los 82 guerrilleros desembarcaron el 2 de diciembre de 1956 en la costa sur de Oriente. La llegada del “Granma” debía coincidir con asaltos en Santiago de Cuba. Sin embargo, la expedición de Castro se retrasó dos días, las tropas de Batista ya estaban en alerta y fueron recibidos con fuego desde una fragata. Los rebeldes desembarcaron como pudieron y los supervivientes huyeron a Sierra Maestra. El espíritu revolucionario que debía propagarse como la pólvora se esfumó y comenzaron 25 largos meses de guerra de guerrillas que no figuraban entre los planes del comandante.
LA CAÍDA DE BATISTA
A finales de diciembre de 1958 cayó la primera ciudad en manos rebeldes, Santa Clara, y Batista huyó esa misma Nochevieja. Después de proclamar el triunfo de la revolución el 1 de enero de 1959 desde Santiago, el Castro barbudo de los largos discursos y el uniforme verde oliva entró triunfante en La Habana una semana después. Sus seguidores vieron como un símbolo providencial que ese día una paloma blanca se posara en su hombro.
La paz duró poco. Los tribunales revolucionarios comenzaron a juzgar sin garantías a militares y colaboradores de la dictadura de Batista. Decenas de cubanos fueron condenados a muerte y ejecutados. Fidel Castro sabía ya la importancia de la represión y el miedo para mantenerse en el poder. Así surgió poco después la temida policía política y los efectivos Comités de Defensa de la Revolución (CDR) para denunciar desde el mismo barrio a los “enemigos” de la revolución. Una de las razones de la longevidad del régimen.
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