MADRID, ESPAÑA.- El diario español, El País publica este 7 de abril, una entrevista con la destacada ensayista francoalemana, Géraldine Schwarz, relativa a “la crisis del Coronavirus en Europa” y la forma en la que se está enfrentando, de donde destaca la preocupación de la escritora respecto de hasta dónde es capaz el ser humano de condenar su propia libertad en aras del “bienestar” en un artículo denominado “La espiral de pánico es peligrosa” .
El diario español destaca de esta entrevista que, en el marco de lo que ocurre recientemente con la crisis de la pandemia, “su esencia francoalemana la ha llevado a fijarse en lo que ocurre en Europa como institución y como territorio, metido (como reconoció la canciller Angela Merkel) en algo peor que aquella guerra desatada por los nazis”.
A forma de introducción, El País nos dice de Géraldine Schwarz; “Estrasburgo, 46 años, periodista e historiadora francoalemana, escribió hace tres años un libro en el que tocó una grave herida que implicaba a su abuelo paterno que, como muchos alemanes, miraron a otro lado cuando Hitler llegó y organizó la persecución de los judíos. Ese libro, Los amnésicos (Tusquets, 2019), ha tenido un intenso recorrido mundial”.
La libertad hay que aprenderla, no es algo que siempre se sepa. No es un valor absoluto. Esto es lo que nos demuestra la pandemia de una manera brutal: que la gente es muy capaz de decir no a la libertad”
Géraldine Schwarz;
CÓMO AFRONTAMOS LA PANDEMIA
Géraldine contempla la organización para afrontar la pandemia así: “Están la Comisión y las sociedades. La Comisión no reacciona tan mal. Eran un equipo de tecnócratas decidiendo reglas y pidiendo a los países que se adaptaran. Y por primera vez en la historia adaptan sus reglas a los acontecimientos. No lo debemos subestimar porque es muy nuevo. Tienen muchas dificultades para hallar una línea común entre el Nosotros [Merkel] y el Yo [Macron]. Pero hay, aunque tardías, señales positivas: Francia y Alemania juntas entregaron más mascarillas a Italia que China”.
EL CAMBIO CLIMÁTICO, EL RETO QUE VIENE
En su entrevista, la francoalemana comienza a vislumbrar las diferencias de cómo afrontar las adversidades, en un complejo modelo de libertades-información: “¡Hay más muertes en China de las que dicen las autoridades! El gran desafío del siglo XXI será la información. Esta pandemia será el gran desafío, pero después de eso vendrá el cambio climático. Estamos ensayando para una guerra aún peor. La respuesta tiene que ser colectiva. No solo de las instituciones, sino también de las personas”.
LAS RESTRICCIONES QUE ASUMIMOS, AÚN EN CONTRA DE NUESTRA PROPIA LIBERTAD
Como axioma necesario, la entrevistada espeta: “La libertad hay que aprenderla, no es algo que siempre se sepa. No es un valor absoluto. Esto es lo que nos demuestra la pandemia de una manera brutal: que la gente es muy capaz de decir no a la libertad. Yo no pensé que, en nuestra época, la gente dijera con tanta facilidad no a la libertad en nombre de la seguridad”.
La libertad que aún no asumimos quienes vivimos realidades diferentes en un proceso absolutamente Habermaniano: “Eso me asusta mucho. Estas leyes de confinamiento han sido aprobadas por casi el 100% de la población y en los medios apenas oigo críticos del confinamiento. Nadie lo pone en duda. Y, como en España, las reglas son muy estrictas, a veces del todo ridículas. No puedes nadar en el mar, aunque la playa esté desierta, no puedes ir sola al monte…”
LA DIFERENCIA ENTRE LIBERTAD Y MIEDO
Justo ahora, la diferencia tiene que ver con el ejercicio de la libertad o el sometimiento: “Es ridículo. Pero la gente obedece de un día para otro. ¿Son reglas proporcionales a la amenaza? Por eso, volviendo a mi libro, observé con mucho interés”:
Lo que más miedo me da de los efectos democráticos de la pandemia es lo fácil que la gente renuncia a la libertad”
“Angela Merkel no dio ese paso; puede que lo dé, pero hasta ahora no lo ha dado. Primero, porque en la historia de Alemania se han cometido muchos abusos en nombre de la seguridad. Es algo que no se puede hacer alegremente. Merkel, además, siempre habla de los valores de la democracia, y esta es una diferencia importante con Francia”
Y las grandes diferencias… “Tengo padres; mi padre está enfermo de cáncer, mi madre tiene 77 años. No me junto con ellos, para no contaminarlos, claro. Siento todo esto muy de cerca, nos asusta”. “Pero no me gustó el confinamiento total que vi en Francia, de donde vine hace poco. Aquí hay reglas, pero puedes circular por la ciudad sin que te arreste la policía, si vas de uno en uno de dos en dos… Aquí escucho a Bach en la televisión, mientras que en Francia lo único que hay es coronavirus…”.
Sé el primero en comentar