Esta crisis sin precedentes en la historia reciente obliga a los estados a desviar sus recursos a enfrentar la pandemia y deja brechas que grupos criminales buscan aprovechar.
Estos momentos de vulnerabilidad suelen ser estratégicos para organizaciones del narcotráfico, el crimen organizado, el contrabando, el terrorismo o grupos armados.
De tal manera que buscan afianzar su poder, incrementar sus ganancias o blanquear su imagen haciendo “obras de caridad” que opacan la labor del estado.
Para muchos de estos grupos, esa es una táctica perfecta para presentarse como benefactores y agentes de poder local, supuestamente sin pedir nada a cambio, pero ganando apoyo, favores y miembros.
En general, la crisis económica derivada de la expansión global del nuevo coronavirus amenaza con hundir la economía internacional generando aún más pobreza y vulnerabilidad social, lo cual suele ser caldo de cultivo para actores criminales e ilícitos, que suelen sacar partido de estas circunstancias.
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