El reporte del fotógrafo Daniel Berehulak en NYT atestigua 57 muertes violentas a manos de la policía antidroga del presidente filipino Rodrigo Duterte
MANILA, Filipinas.- En 35 días, el fotógrafo Daniel Berehulak documentó los asesinatos de 57 víctimas durante la brutal campaña antidrogas del presidente de Filipinas Rodrigo Duterte.
El fotógrafo de The New York Times Daniel Berehulak documentó algunos asesinados durante la brutal campaña antidrogas del presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte.
La caótica campaña de Duterte comenzó cuando tomó posesión el 30 de junio. Desde entonces y hasta que fue el fotógrafo, 2 mil personas habían sido asesinadas a manos de la policía.
Durante 35 días en el país, fotografió 57 víctimas de asesinatos en 41 sitios.
Las escenas sangrientas, relata el fotógrafo, se produjeron en todos los lugares que puedan imaginarse: en la acera, en las vías del tren, frente a una escuela para chicas, afuera de las tiendas 7-Eleven y un McDonalds, encima de colchones y sofás.
Lo que viví en Filipinas fue como un nuevo nivel de crueldad
“Vecinos me dijeron que Michael, de 29 años, había salido a comprar cigarrillos y una bebida para su esposa, pero dos hombres que iban en una motocicleta lo mataron a balazos, una táctica lo suficientemente común para haberse ganado su propio apodo: viajar en tándem”.
“En otro vecindario, Riverside, una muñeca Barbie cubierta de sangre yacía al lado del cuerpo de una chica de 17 años que había sido asesinada junto con su novio de 21 años”, relató el fotógrafo.
“Nos están masacrando como animales”, le dijo un transeúnte que temía dar su nombre.
Algunos cuerpos se encontraron en las calles con las cabezas envueltas en cinta para embalar. A otros los dejaron con letreros de cartulina que etiquetaban a las víctimas como narcotraficantes o adictos.
En vecindarios ricos y de clase media, a veces hay un amable llamado a la puerta y un oficial que entrega un panfleto con los detalles de las repercusiones del consumo de drogas al inquilino que abre.
En distritos más pobres, la policía detiene a adolescentes y hombres en la calle, los revisa, los arresta y, a veces, los mata a balazos.
Más allá de quiénes han sido asesinados en operativos antidrogas oficiales, la policía Nacional Filipina contó más de 3 mil 500 homicidios sin resolver ocurridos entre el 1 de julio y el 15 de noviembre, con lo cual el país se ha convertido en una funeraria.
“He trabajado en 60 países, he cubierto guerras en Irak y Afganistán y pasé gran parte de 2014 viviendo dentro de la zona de ébola del oeste de África, un lugar paralizado por el miedo y la muerte. Lo que viví en Filipinas fue como un nuevo nivel de crueldad: oficiales de policía que prácticamente le disparan a cualquiera que sospechen que vende o incluso usa drogas, vigilantes que se toman en serio el llamado del presidente Duterte para ‘asesinarlos a todos'”, pondera Berehulak.
Más de 35 mil 600 personas han sido arrestadas en operativos antidrogas que el gobierno llama Proyecto Tokhang. El nombre se deriva de una frase que significa “golpea e implora” en cebuano, la lengua materna de Duterte.
Durante su estadía en Filipinas, rememora el fotógrafo, los asesinatos parecían hacerse más descarados., pues los oficiales de policía parecían hacer poco para esconder su participación en lo que básicamente eran ejecuciones extrajudiciales, escondidos bajo la etiqueta de Nanlaban.
“Hay una nueva forma de morir en Filipinas”, le dijo Redentor C. Ulsano, el superintendente de Policía en el distrito de Tondo. Sonrió e hizo ademán de tener puestas esposas en las muñecas.
Nanlaban es como la policía llama a un caso cuando un sospechoso “se resiste al arresto” y termina muerto.
Fotos: Daniel Berehulak / The New York Times
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