No todos los casos de COVID-19 generan síntomas, ni toda persona que tenga fiebre es catalogada como enferma. Por eso es importante hacerle seguimiento a este síntoma con prudencia.
Cuando hay fiebre y coronavirus, también deben estar presentes otros síntomas, como tos seca, dificultad para respirar y fatiga.
Es importante no entrar en pánico si la temperatura sube, pero tampoco es adecuado ignorar este síntoma. Lo indicado sería, primero que todo, comprobar que en verdad hay fiebre, y luego monitorear este indicio.
Si hay fiebre y coronavirus, los síntomas van a mantenerse y tenderán a empeorar. Lo más indicado es realizar un seguimiento.
Si la temperatura permanece elevada por más de tres horas, se debe contactar al médico en las 24 horas siguientes.
Esto es particularmente importante si una persona tiene problemas cardíacos, respiratorios, diabetes u otra enfermedad crónica.
En la actualidad, los expertos piensan que a partir de los 37 ºC se puede hablar de febrícula, que es una fiebre continua y leve.
En algunas ocasiones es de origen nervioso, pero en el contexto de pandemia debe abordarse como un signo de alarma.
Los médicos señalan también que una temperatura entre 37 ºC y 37,8 ºC corresponde a febrícula, y por encima de ese rango ya se habla de fiebre.
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