Un experimento de detección de rayos cósmicos realizado por la NASA en la Antártida, ha dado evidencia de la presencia de partículas que podrían tener su origen fuera de este universo.
Mediante el uso de un globo gigante conocido como la Antena Transitoria Impulsiva Antártica de la NASA.
Donde hay poco o ningún ruido de radio que pueda distorsionar sus hallazgos, los científicos buscan a su alrededor partículas de alta energía que provienen del espacio exterior.
Algunas de las cuales son un millón de veces más potentes que cualquier tipo de energía en el planeta.
Se necesita de mucha paciencia y amor por la ciencia para seguir todos los días un globo gigante que transportaba una colección de antenas flotando por encima del hielo.
Escaneando más de un millón de kilómetros cuadrados del paisaje congelado en busca de evidencia de partículas de alta energía que llegaban del espacio.
Sin embargo, revisando el material recopilado hicieron un emocionante hallazgo que no esperaban.
El tiempo y la duda pagaron sus frutos una vez que el globo se encontraba en el cielo por tercera vez.
Los investigadores decidieron repasar los datos del pasado nuevamente, particularmente aquellas señales descartadas como ruido.
Examinado con más cuidado, una señal parecía ser la firma de una partícula de alta energía.
Pero no era lo que estaban buscando. Además, parecía imposible.
Los científicos buscaban las partículas bajando del espacio exterior, pero en su revisión encontraron que un grupo de ellas se movía en dirección opuesta, es decir, de abajo hacia arriba explotando desde el suelo.
Visualizar estas partículas de alta energía saliendo hacia arriba desde la Tierra implica que están viajando hacia atrás en el tiempo, por lo cual este hallazgo científico es tan relevante.
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