Shafiqul Islam vivió tres horas de una espera insoportable, rezando para que su casa no se viera afectada por el paso del ciclón Amphan.
Este agricultor, de 40 años, creía que Amphan, el ciclón más fuerte en la zona desde hace 20 años pasaría lejos de su ciudad.
Por consiguiente, no fue a refugiarse en uno de los miles de lugares abiertos por las autoridades con dicho fin.
Escondido en el interior de su casa, intentaba sobrevivir a las ráfagas que arrasaron con su tejado de chapa corrugada y destruyeron casi todos sus bienes.
Aleya Begum y su marido, después de enviar a sus hijos a un refugio anticiclónico, permanecieron en el lugar para proteger sus pertenencias.
Sus esfuerzos fueron en vano. “Todo lo que he construido a lo largo de las décadas fue destruido en cuestión de horas. He visto una serie de ciclones, pero este fue el peor”, afirma la mujer, de 65 años.
En 1970 medio millón de personas murieron en el ciclón Bhola. El último especialmente mortífero, Sidr, causó la muerte de 3 mil 500 personas en Bangladés en 2007
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