Las protestas del viernes comenzaron por la muerte de George Floyd, un hombre negro que murió después de que un policía blanco de Minneapolis le oprimiera el cuello.
Las manifestaciones en Washington se tornaron violentas y parecieron tomar a las autoridades por sorpresa. Provocaron una de las mayores situaciones de alerta en el complejo de la Casa Blanca desde los ataques del 11 de septiembre de 2001.
“La Casa Blanca no hace comentarios sobre decisiones y protocolos de seguridad”, indicó el portavoz de la Casa Blanca, Judd Deere.
El Servicio Secreto señalo que no comentaba los medios y métodos de sus operaciones de protección. El New York Times informó primero del traslado del presidente al búnker.
Agentes del Servicio Secreto llevaron el viernes por la noche al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a un búnker en la Casa Blanca cuando cientos de manifestantes se reunieron ante la mansión presidencial, algunos de ellos arrojando piedras y agitando las barreras policiales.
Trump pasó casi una hora en el búnker, diseñado para su uso en emergencias como ataques terroristas, según un republicano cercano a la Casa Blanca que no estaba autorizado a comentar de forma pública cuestiones privadas, y habló bajo condición de anonimato.
Su versión fue confirmada por un funcionario del gobierno que también habló bajo condición de anonimato.
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