Durante el periodo de cuarentena, causada por el Covid-19 que dejó prácticamente vacía a la zona hotelera de Cancún, se redujo hasta 90 por ciento los niveles de contaminación del agua en la zona de costa.
La organización civil Centinelas del Agua realizó un monitoreo en 23 puntos entre Cancún e Isla Mujeres, así como en Laguna Nichupté para evaluar las diferencias en la calidad del agua cuando las ocupaciones hoteleras están por encima del 80 por ciento y cuando los hoteles están vacíos.
Los resultados arrojaron una disminución considerable en las bacterias contaminantes.
“Lo que queríamos ver era si mejoraba la calidad del agua con el nulo turismo y tener una base de datos del comportamiento en los sistemas marino-costeros”, dijo.
Alejandro López Tamayo, director de la organización, expuso que se midió la cantidad de enterococos presentes en el agua, uno de los principales indicadores de la presencia de aguas residuales, al ser una bacteria comúnmente proveniente del intestino humano.
Antes del confinamiento, los resultados arrojaban un promedio de 200 nmp (número más probable) por cada 100 mililitros. En los últimos resultados, con la zona hotelera vacía, el indicador descendió a 20 nmp.
En los análisis se encontró, de manera general, una baja en todos los nutrientes que llegan al agua y que son perjudiciales para el ecosistema. Las aguas de Quintana Roo se caracterizan por ser “oligotróficas”, con nula o escasa carga de nutrientes, de ahí su transparencia.
De manera general hubo una reducción de nitritos, nitratos, nitrógeno amoniacal, fósforo total y enterococos.
“Identificamos los principales sitios donde en muestreos anteriores habíamos tenido concentraciones altas de nutrientes y enterococos. Los resultados sí arrojan una baja muy fuerte. En los sitios donde se mantuvieron concentraciones un poco más altas es en aquellos que están pegados a la costa, probablemente por las descargas normales que tiene la población”, dijo.
Explicó que esta baja de nutrientes lleva consigo una posible recuperación del ecosistema marino, al menos durante un periodo corto de tiempo.
La contaminación por heces fecales en el agua se atribuye a los deficientes tratamientos de aguas residuales en Quintana Roo. Tanto las prestadoras de servicios públicos como las plantas de tratamiento en los hoteles hacen un proceso de filtración secundario e inyectan el agua a 100 metros de profundidad.
López Tamayo explica que dadas las condiciones de conectividad del acuífero, es altamente probable que los contaminantes que se filtraron al subsuelo lleguen al mar.
De acuerdo con los investigadores, la excesiva carga de nutrientes en el agua propicia el crecimiento de macroalgas carnosas que se plantan sobre los corales, les quitan el oxígeno, les asfixian y terminan por matarlos.
Melina Soto, de la organización Healthy Reefs for Healthy People, señala que actualmente más del 25 por ciento de toda la cobertura arrecifal del Caribe Mexicano está ya cubierto por estas algas.
Resiliencia del ecosistema marino
La reducción de los niveles de contaminación del agua en dos meses, tras más de 40 años del impacto del turismo masivo, es una señal de que los ecosistemas pueden recuperarse en poco tiempo si se dejan de contaminar, refirió Alejandro López Tamayo, director de Centinelas del Agua.
Actualmente un grupo de organizaciones de la sociedad civil impulsa reformas a la Norma Oficial Mexicana 001-Semarnat, que no se actualiza desde 1996, para hacer obligatorio un tratamiento de aguas más estricto tanto en el sector doméstico como hotelero.
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