En ese pequeño poblado del municipio de Cadiz alguien sospechó del hombre que había alquilado una casa en las afueras de la ciudad para llevar a cabo un supuesto proyecto futbolístico hacia fines del año pasado.
Meses más tarde, la desconfianza se transformó en una brutal realidad:
El teórico reclutador deportivo era bajo la superficie un explotador sexual que había convencido a siete jóvenes sudamericanos para que viajen a España con el fin de tener oportunidades en el mundo del fútbol europeo.
La Guardia Civil irrumpió en el lugar durante las últimas horas para poner en marcha la operación Promises.
En el lugar detuvieron a tres personas y liberaron a los deportistas sudamericanos, entre los que había un menor procedente de Argentina. El resto de los jóvenes, según las primeras informaciones, eran nacidos en Colombia.
Las versiones iniciales indican que los deportistas arribaron al país europeos asesorados por un supuesto entrenador (mencionado como J. en los informes) y un teórico Ojeador (bajo la inicial de D.).
Ellos ofrecían alojamiento y los medios para probarse en clubes de la zona.
Sin embargo, según aseguró la Guardia Civil el desenlace de esta terrorífica película era completamente distinto: eran incitados a prostituirse.
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