CHETUMAL, Q. ROO.-Le llaman el jardinero de la montaña porque es un gran dispersor de semillas y, al ser un herbívoro ramoneador, le da mantenimiento al bosque; sin embargo, el tapir se encuentra en peligro de extinción.
El tapir ya desapareció en cuatro estados del país. Una de sus principales causas del riesgo para la especie es la caza. El tapir ha sido víctima de captura y persecución de cazadores por mucho tiempo, esto se incrementa conforme crece la demanda de alimentación de la población; otra consecuencia de estar bajo amenaza de extinción es la fragmentación de su hábitat, por actividades ganaderas y agrícolas.
“Al ir dividiendo el territorio, vamos fragmentando el hábitat de la especie”, explica Edgar Martínez Agama, represente de la asociación civil Biodiversidad y Desarrollo Social (Biosoc).
La distribución histórica de este ungulado incluyó gran parte de las áreas tropicales húmedas del sur y sureste del país. Sin embargo, en la actualidad esta especie solamente está presente en algunas extensas áreas silvestres de los estados de Quintana Roo, Campeche, Chiapas, Oaxaca, Veracruz, y posiblemente Yucatán y Tabasco, según datos de la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (Conanp).
EL TAPIR
Pesan entre 200 o 300 kilogramos de peso. Se alimentan de vegetación acuática, brotes tiernos, frutos, corteza y semillas de diversas plantas. Juegan un papel importante en la dispersión de semillas de plantas y árboles. Las hembras llegan a su madurez sexual a los 2 o 3 años y los machos a los 3.
Algunos estudios, advierten que el tapir ya desapareció en Guerrero, Veracruz, Tabasco y Yucatán; actualmente, sus poblaciones se encuentran en Quintana Roo, Oaxaca, Chiapas y Campeche, afirma el biólogo de la Conanp, José Santiago Velasco.
Fuente: NVI
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