WASHINGTON, EU.- Mientras Donald Trump aísla a Estados Unidos, China apunta a convertirse en la principal potencia global.
Gracias a la política proteccionista que impulsa el republicano, consideraron analistas, Beijing tiene una oportunidad para expandir su influencia económica en el mundo.
“La discusión no es si China será la principal economía, sino cuándo”, comentó Enrique Dussel Peters, académico de la UNAM especializado en el país asiático.
“China todavía está lejana de presentar condiciones comparativas con Estados Unidos en cuanto a su presencia militar, financiera e incluso cultural, (pero) pudiera convertirse, en un par de décadas, en una hegemonía incluso superior”, agregó.
A días de la victoria de Trump, el Presidente chino, Xi Jinping, subrayó la importancia del libre comercio durante el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Perú, y reiteró su discurso en el Foro Económico Mundial de Davos.
Ambos eventos, consideró Dussel, son indicadores de la intención de Xi de presentar a su país como una alternativa en el orden mundial.
Los pasos en esa dirección iniciaron incluso antes de las elecciones estadounidenses.
Un ejemplo es la política de “una línea y una ruta”, asegura Ulises Quiroz, coordinador del programa de estudios de Asia en el ITAM.
La iniciativa prevé una ruta de comercio e inversión con infraestructura financiada por China para unir Asia con Europa.
Sin embargo, decisiones como la salida de Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP en inglés) permitirá que China impulse su propio acuerdo en la región.
Aunque Beijing no muestra interés en labores de protección global como las que tiene Washington, señaló el académico, sí busca un mayor papel en la economía.
“Este es un proyecto en el que China ha invertido muchos años y no puede desecharlo ante la Administración de Trump”, explicó Quiroz.
El país también comenzó a estrechar sus relaciones económicas con América Latina y en 2015 firmó acuerdos de libre comercio que representan un intercambio de 500 mil millones de dólares en 10 años.
A pesar de que la llegada de Trump puede beneficiar al país en el plano económico, la tensión entre ambas potencias ha escalado hasta niveles de un posible conflicto militar.
El Presidente ha advertido que no tiene que respetar la política de Una China -que reconoce a Taiwán como un territorio y no un país independiente- y su equipo amenazó con intervenir frente a los intentos de Beijing de controlar aguas en disputa en el Mar de la China Meridional.
“Espero que ambos países estén midiéndose las distancias, pero la posibilidad (de un conflicto) es muy real”, afirmó Quiroz.
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