Freddie Mercury murió un 24 de noviembre de 1991 y la noticia dejó a millones de fanáticos alrededor del mundo devastados.
Mercury había sido uno de los más grandes músicos de todos los tiempos, pasó de ser un niño desconocido de Tanzania a uno de los cantantes más reconocidos a nivel mundial, con una voz única capaz de alcanzar un registro sobrehumano, una presencia más grande que la vida y un talento enorme que, al día de hoy, nadie ha podido igualar. Su muerte fue una gran tragedia y obligó al mundo a poner más atención a la crisis del SIDA.
El legendario vocalista de Queen había contraído SIDA y su salud comenzó a deteriorarse rápidamente, la prensa inglesa incluso había pasado semanas especulando sobre una posible enfermedad debido al impactante cambio físico de Mercury en los últimos días y al hecho de que llevaba un tiempo sin hacer apariciones públicas, y la confirmación de su enfermedad llegó poco tiempo antes de su muerte con un comunicado en el que el mismo Freddie Mercury, uno de los grandes iconos de estilo de su tiempo, aclaraba todo.
La misión de Mary Austin
De acuerdo con la escritora Lesley-Ann Jones, Mary Austin era la única que podía decirle las cosas claras a Freddie Mercury, podía engañarlo un poco, ponerlo en su lugar y hablar de todo tipo de cosas, y Freddie la amaba. La relación de los dos duró solo 6 años, pero Mercury siempre consideró a Mary como el amor de su vida (incluso le escribió la canción Love of My Life en 1975) y ella se convirtió en la figura más incondicional en su vida.
Mary Austin estuvo en los mejores momentos de Freddie Mercury, lo acompañó durante su enfermedad y se quedó ahí hasta su muerte, y fue ella quien recibió la última misión del cantante de Bohemian Rhapsody (que supuestamente había vendido su alma al diablo para alcanzar el éxito, pero ese es otro tema).
¿Cuál fue esa misión? Freddie le pidió a Austin que se encargara de sus cenizas y que se asegurara de que nadie fuera a tocarlas. “No quería que nadie intentara desenterrarlo, como había sucedido con otras personas famosas. Los fanáticos pueden ser profundamente obsesivos. Él quería que fuera un secreto y seguirá siéndolo”, dijo Mary en una entrevista con el Daily Mail en 2013.
Mary reveló que tuvo las cenizas de Freddie en su habitación en la mansión Garden Lodge, en Kensington, por dos años y tuvo que buscar el lugar perfecto para esconderlas.
“Fue difícil encontrar el momento. No quería que nadie sospechara que estaba haciendo algo fuera de lo normal. Una mañana simplemente me escabullí de la casa con la urna. Tenía que parecer un día normal para que nadie sospechara”, dijo. El destino de las cenizas fue tan secreto, que ni siquiera los amigos y familiares de Freddie y Austin supieron cuál fue el destino final de las cenizas.
Algunos dicen que Mary las llevó de regreso a Tanzania, otros que las enterró en alguna parte del jardín en Garden Lodge o que las llevó al cementerio Kensal Green y las enterró bajo un nombre diferente, pero Mary nunca lo reveló y dijo que “Nadie nunca sabrá dónde están enterradas porque ese fue su deseo”.
Sé el primero en comentar