COZUMEL, Q. ROO.- Un guía espiritual ataviado con un taparrabos de piel y un penacho de plumas azules y negras da la bienvenida al Pueblo del Maíz, parque interactivo de Cozumel que busca conectar a la gente con la cultura maya a través de un viaje al pasado.
La entrada ostenta el nombre del lugar labrado en piedra, como si hubieran sido los mismos mayas los encargados de realizar aquel trabajo, pues el objetivo es hacer que el visitante realmente se sienta parte de una tribu.
Es por eso que los guías lucen vestimentas prehispánicas, sus rostros están pintados con líneas y pequeños puntos, y pisan descalzos los caminos que recorren junto a los visitantes, y en los cuales explican la forma de vida de los mayas: su cultura, sus creencias religiosas, su gastronomía, sus actividades agrícolas y sus ancestrales honores al Dios del Maíz.
“Esto es un poco el resultado de varios años de trabajo en el ramo de la interpretación de la cultura prehispánica, pero sobre todo nos hemos apoyado con asesores en mayística (estudio del idioma y cultura maya), mucha bibliografía y algunos estudiosos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
“Todos ellos nos han aportado información para que nosotros pudiéramos adaptarlo de manera interpretativa y al mismo tiempo artística para el proyecto, la idea es generar interpretación e interacción y al mismo tiempo hacer teatro”, explica a Notimex, Viangy Rocha Jiménez, gerente de comunicación del Pueblo del Maíz.
Dejando el mundo moderno, los turistas deben situarse en la época en la que Itzamná regía el Cosmos para poder entrar así al inframundo, también conocido como Xibalbá; lo primero que debe hacerse es llegar al templo de Ixchel, Diosa de la Fertilidad, en donde las personas dejan de ser visitantes para convertirse en hijos del maíz, tatuando con pintura vegetal sus rostros.
Murales, velas y palapas hechas con paja acompañan el sendero terroso donde aparece un hombre que por su estatura, su atuendo negro, su rostro pintado de azul y el majestuoso penacho adornado con exquisitas plumas, y en medio un cráneo que parece mirar a todos, se impone ante el grupo.
Éste muestra cómo se hace chicle e invita a probarlo, no tiene una forma cuadrada ni huele a frutas tropicales o menta, está cortado en trozos pequeños como si fuera corcho y se disfruta de igual manera como si tuviera un sabor artificial.
Los nuevos hijos del maíz deben purificar su alma para entrar a una segunda parada del recorrido, y es cuando el aroma a copal se vuelve más penetrante, se debe pasar por el humo blanco y que así se lleve toda la carga negativa.
Pareciera por momentos que es la calavera del penacho quien guía al grupo de personas y es ella también la que protagoniza una danza dedicada al Dios del Maíz, la que prueba al destino jugando con el fuego, mientras los tambores retumban más rápido que los latidos del corazón.
Una vez terminado el ritual, se da paso a la visita de cuatro casas-taller en las cuales, además de aprender las costumbres prehispánicas, se practica el trueque con cacao, semilla de gran valor para los mayas, quienes lo utilizaban como alimento y moneda.
En la palapa dedicada al Maíz se elaboran y degustan tortillas hechas por los visitantes, quienes conoce la importancia de esta semilla; además se conoce una salsa de origen maya, mientras que en la de Xunan kab, la mujer abeja, se preparará medicina natural, a base de miel.
En la casa del cacao, dedicada a Ek-chuah, se observa el proceso de la preparación del chocolate como alimento y como bebida, además de experimentar la preparación de chocolate en un metate.
Y en el nicho del Soskil se muestra la importancia del uso de esta fibra extraída de la planta del henequén, y se explica sus utilidades en la vida del pueblo. Los visitantes tejen y trenzan la fibra para elaborar cuerdas de diferentes grosores.
Finalmente, en la palapa dedicada al arte del amatecatl o arte plumario, el personaje principal es el invitado, pues pueden colocarse diversos penachos elaborados con plumas.
El parque, que tiene más de un año en funcionamiento, cuenta con el apoyo de la Dirección de Turismo de Cozumel, mediante la difusión en redes sociales y con medios de comunicación.
Incluso, dijo, han tenido la visita de historiadores de la isla que han trabajado en excavaciones del INAH y que han aportado con datos de interés para hacer más real el recorrido.
“De manera voluntaria nos han aportado información, datos adicionales, por el esfuerzo que estamos haciendo en la parte de difusión cultural; nos importa mucho dar a conocer esa área de Cozumel como cultura. Cozumel es una isla que se ha posicionado perfectamente en el atractivo como destino de buceo. Estamos haciendo un esfuerzo en todos los prestadores de dar un poco más de difusión al atractivo cultural de la isla y del atractivo ecológico, en parte de eso se han incorporado otras personas y han trabajado y puesto un granito de arena que van enriqueciendo El Pueblo, que es un lugar que siempre decimos va renovándose porque la idea es siempre dar algo más, algo extra”, afirma.
Otro de los objetivos que se ha fijado este mágico sitio, es empezar a trabajar con escuelas y que se convierta en un sitio de capacitación para que los estudiantes puedan realizar los talleres, y que funcionen como un complemento educativo.
El Pueblo del Maíz cuenta con guías que hablan inglés y español, cuenta además con una tienda de arte prehispánico y productos orgánicos, y abre de lunes a sábado todo el año.
Cuando salgas del Pueblo del Maíz quedarás hechizado con aquel fascinante penacho de plumas azules. (Fuente: Notimex).
Sé el primero en comentar