CANCÚN, Q. ROO.- En este improvisado campamento instalado frente al Palacio Municipal del municipio Benito Juárez, desde el pasado miércoles 15 de marzo, se encuentran un sinnúmero de historias que dejó el desalojo del jueves 16 de marzo en la colonia El Fortín, Región 237, como la de don Antonio Hoshino, que sin miramientos fue despedido de su trabajo en el hotel Riu, de la zona hotelera, por no presentarse a laborar el día de la movilización policial en el mencionado asentamiento irregular.
Frente a la estatua de don Benito Juárez García, se mantienen establecidas la mayoría de las 85 familias que perdieron sus viviendas, en protesta por la forma en que los “madrugaron” y porque no tienen un techo donde refugiarse. Aquí cocinan sus tres alimentos básicos y duermen en colchonetas que recibieron en donación.
Además de madres y padres desconcertados por su futuro incierto, en este plantón también hay una gran cantidad de niños menores de seis años de edad y de brazos, algunos de ellos enfermaron este inicio de semana y tuvieron que ser llevados al Hospital General para que recibieran atención médica; ahora ya están de regreso en el campamento.
“No hemos recibido la visita de ninguna autoridad ni de Derechos Humanos, nadie nos ha venido a preguntar cómo estamos, mucho menos del presidente municipal, Remberto Estrada, que hasta hace algunos meses nos besaba y abrazaba porque necesitaba nuestro voto; ahora ya no nos conoce”, dijo molesta una jefa de familia.
“Al único que vemos que viene al ayuntamiento es el ladrón que nos vendió los terrenos, el tal Batún (Amado Elías Serrano Batún), no sabemos si a negociar o a ponerse de acuerdo para alguna pillería. Nosotros por nuestra parte, no nos vamos a mover de aquí, hasta que las autoridades, estado o municipio, nos resuelvan de manera definitiva. Si es necesario quedarse todo el año, lo haremos”, aseguró don Pedro, padre de familia.
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