Sri Lanka, sumida en una grave crisis económica y monetaria, se declaró el martes en estado de emergencia alimentaria, mientras que los bancos privados, sin divisas, ya no pueden financiar las importaciones.
El presidente Gotabaya Rajapaksa dijo que había ordenado la adopción de medidas urgentes para contrarrestar el acaparamiento de azúcar, arroz y otros alimentos esenciales.
Nombró a un oficial superior del ejército como “Comisionado General de Servicios Esenciales, encargado de coordinar el suministro de cáscara de arroz, azúcar y otros bienes de consumo”.
El gobierno endureció las sanciones contra las existencias de alimentos, mientras que se forman largas colas frente a las tiendas.
Esta medida es consecuencia del fuerte aumento de los precios del azúcar, el arroz, las cebollas y las papas en este país de 21 millones de habitantes, que sufre también de escasez de leche en polvo, queroseno y gas de cocina.
Esta escasez se produce en plena ola de covid-19, que actualmente se cobra más de 200 vidas al día.
Desde el inicio de la pandemia, el país ha registrado oficialmente 436.081 infecciones y 8.991 muertes.
La caída del turismo a partir de marzo de 2020 debido a la pandemia de coronavirus provocó una contracción del 3,6% de la economía el año pasado y afectó sus reservas de divisas.
Para ahorrarlas, el gobierno prohibió las importaciones de numerosos productos no esenciales como los vehículos, los equipos sanitarios, pero también los aceites alimentarios o la cúrcuma, especia esencial en la cocina local.
La rupia perdió más del 20% de su valor frente al dólar estadounidense en ese mismo período, según datos oficiales.
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