El Observatorio de Dinámica Solar de la NASA registró el destello ultravioleta extremo: una nueva mancha solar surgió a las 14:29 UTC (10:29 EDT) del 3 de julio y rápidamente explotó, produciendo la primera llamarada o fulguración solar de clase X desde septiembre de 2017. Además, ha sido la primera erupción de este tipo del ciclo solar 25.
Las fulguraciones de clase X se encuentran entre las erupciones solares más potentes de nuestra estrella anfitriona, siendo la más poderosa registrada una asombrosa X28 en noviembre de 2003.
Las erupciones solares se clasifican por su brillo en rayos X como A, B, C, M o X, siendo A la más pequeña y X la más brillante y grande. Esta fue la primera fulguración X lanzada por el Sol desde que comenzó un nuevo ciclo solar en diciembre de 2019.
Apagón de radio de onda corta sobre el Océano Atlántico
Esta nueva erupción, con un valor de X1,59, no fue tan intensa, pero el pulso de rayos X, que viajó hacia la Tierra a la velocidad de la luz, ionizó brevemente la parte superior de la atmósfera terrestre, provocando un apagón de radio de onda corta sobre el Océano Atlántico, según reportó Spaceweather.com.
El Observatorio de Dinámica Solar de la NASA registró el destello ultravioleta extremo: una nueva mancha solar surgió a las 14:29 UTC (10:29 EDT) del 3 de julio y rápidamente explotó, produciendo la primera llamarada o fulguración solar de clase X desde septiembre de 2017. Además, ha sido la primera erupción de este tipo del ciclo solar 25.
Las fulguraciones de clase X se encuentran entre las erupciones solares más potentes de nuestra estrella anfitriona, siendo la más poderosa registrada una asombrosa X28 en noviembre de 2003.
Las erupciones solares se clasifican por su brillo en rayos X como A, B, C, M o X, siendo A la más pequeña y X la más brillante y grande. Esta fue la primera fulguración X lanzada por el Sol desde que comenzó un nuevo ciclo solar en diciembre de 2019.
Apagón de radio de onda corta sobre el Océano Atlántico
Esta nueva erupción, con un valor de X1,59, no fue tan intensa, pero el pulso de rayos X, que viajó hacia la Tierra a la velocidad de la luz, ionizó brevemente la parte superior de la atmósfera terrestre, provocando un apagón de radio de onda corta sobre el Océano Atlántico, según reportó Spaceweather.com.
El peligro de una eyección de masa coronal (CME)
Según reportó Forbes, en caso de que una erupción vaya acompañada de una eyección de masa coronal (CME), podría haber un cierto riesgo en la Tierra. Una CME es un estallido de plasma caliente y cargado que suele producirse junto a una erupción que puede tardar varios días en llegar a la Tierra y causar, con sus partículas, interferencias adicionales en los sistemas eléctricos y de radio.
Afortunadamente, según Forbes, la mancha solar que produjo esta fulguración estaba en el borde de la cara del Sol, lo que hace improbable que una CME se dirija hacia la Tierra.
En el pasado, las fulguraciones fuertes y las CME han provocado daños sin precedentes en las redes eléctricas terrestres y en el número récord de satélites en órbita, lo que podría paralizar los sistemas en la Tierra que dependen de las comunicaciones por satélite.
No obstante, para fortuna de todos, la radiación de una CME no supone ningún peligro directo para los humanos: nuestra atmósfera nos protege.
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