La temperatura media en el Polo Sur entre abril y septiembre, de menos 78 grados F (menos 61 Celsius), fue la más fría registrada, 4.5 grados menos que la media más reciente, según los datos registrados en la Estación Amundsen-Scott, operada por el Programa Antártico de Estados Unidos.
Pero no hay que dejarse engañar, dicen los científicos, ya que el planeta sigue calentándose rápidamente en medio de un clima cada vez más extremo.
Los Estados Unidos han vuelto a tener un verano récord de calor, con incendios, inundaciones y huracanes devastadores. Estos extremos, tanto el calor como el frío, forman parte de la nueva normalidad causada por el calentamiento global y es probable que empeoren en el futuro, según concluyó recientemente un panel de las Naciones Unidas.
Un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de agosto afirmó que la influencia humana en los fenómenos meteorológicos extremos se han “reforzado” desde su última revisión en 2014, especialmente en lo que respecta a las olas de calor, los fuertes aguaceros, las sequías y los huracanes.
Los cambios en los extremos observados hasta ahora se han producido cuando la Tierra se ha calentado unos 2 grados (1.1 Celsius), sólo una pequeña fracción de lo que podría ocurrir en las próximas décadas. El IPCC prevé un calentamiento de hasta 6 grados más para finales de este siglo si no se reducen drásticamente las emisiones de gases que atrapan el calor.
“Con cada incremento adicional del calentamiento global, los cambios en los extremos siguen siendo mayores”, advierte el informe.
Incendios y inundaciones
Los extremos recientes incluyen un calor récord de 100 grados en Siberia, la temperatura más alta jamás registrada en la región del Ártico, así como un devastador incendio forestal que destruyó la ciudad de Lytton, en Canadá, un día después de registrar un máximo histórico de 121 grados F. También se han producido devastadores incendios forestales en California y Grecia e inundaciones en Alemania.
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En general, los fríos invernales más extremos están disminuyendo en todo el mundo, lo que es coherente con el calentamiento del clima, según los científicos. Sin embargo, algunos inviernos extremos, como la ola de frío de Texas, han sido especialmente impactantes. Algunos sostienen que el aumento de las temperaturas y la reducción del hielo marino en el Ártico están impulsando una cadena de acontecimientos detrás de algunas de las peores olas de frío de latitudes medias en América del Norte y Eurasia.
En un estudio publicado el mes pasado en la revista Science, se relaciona la devastadora ola de frío de Texas en febrero con el impacto del cambio climático a un estiramiento del vórtice polar en la estratosfera a kilómetros de altura, que se ha hecho más común en los últimos 40 años.
El nuevo estudio se ha sumado al debate sobre cómo el calentamiento del Ártico puede estar impulsando algunos extremos invernales en las latitudes medias, dando lugar paradójicamente a intensas olas de frío en un clima que se calienta.
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