El senado empieza la fase final del impeachment contra la presidenta de Brasil; el lunes se presentará en la Cámara Alta
SAO PAULO, Brasil.- Dilma Rousseff está en las puertas de la destitución por un juicio político, proceso que el ex Ministro de Justicia brasileño José Eduardo Cardozo (2011-2016) no titubea al calificar de golpe e inconstitucional.
“Un impeachment en un sistema presidencialista es una situación excepcionalísima en casos gravísimos, actos dolosos, y con absoluta mala fe”.
“Lo que no puede pasar es que el análisis político determine la destitución sin la comprobación cabal, manifiesto indiscutible del crimen de responsabilidad”, expresó Cardozo, defensor de Rousseff, en una conferencia en la Pontificia Universidad Católica (PUC) de São Paulo, donde compartió mesa con la hija de Michel Temer: Luciana.
El miércoles el Senado comenzaró a debatir el futuro de la presidenta brasileña apartada del cargo desde el 12 de mayo, como parte de un juicio político cuyo resultado es ya un secreto a voces que terminaría de concretarse el próximo martes.
Hasta el miércoles, en sondeos de medios locales, 48 senadores habían dicho que votarán por la destitución permanente de Rousseff y sólo 18 en contra. Se necesitan 54 votos de los 81 en la Cámara alta.
En el evento en la PUC, el viernes pasado, Cardozo no quiso revelar la estrategia que utilizará como abogado durante estos próximos cinco días de juicio, pero sí habló de la dictadura militar (1964-1985) y de la llegada al poder de un Presidente no electo. Temer asumiría la jefatura de Estado hasta 2018.
“La Constitución define el crimen de responsabilidad como atentado a la Constitución. No es una violación, no es una falta de respeto. Es un atentado, es un acto doloso, un acto grave, que alcanza los cimientos de la estructura del sistema, y que a partir de ahí al ser comprobado permite evaluación política”, insistió Cardozo sobre el juicio.
A diferencia de muchos otros líderes políticos brasileños, Rousseff no fue señalada por un acto de corrupción sino por maquillar las cuentas públicas, un delito fiscal que, para algunos, no daba pie para este “impeachment”.
Apenas el viernes pasado, el Supremo Tribunal Federal reveló que la Mandataria será investigada por obstrucción de la justicia en el caso Lava Jato, en el que el ex Presidente Luiz Inácio Lula da Silva también está bajo escrutinio.
La última carta de Rousseff, la semana pasada, fue proponer a los brasileños un plebiscito para adelantar las elecciones presidenciales de 2018, pero su propuesta no generó grandes apoyos.
Sin duda, durante estos días, los ojos estarán puestos en el Senado brasileño.
El lunes, Rousseff se presentará en la Cámara alta para buscar convencer a los indecisos de que el proceso en su contra es un golpe de Estado que puede dañar la democracia brasileña.
De ser destituida, la política no podrá ejercer la función pública por un periodo de ocho años.
Foto: Agencia Reforma
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