Margarita Bekker, una mujer de 51 años, tomó un taxi amarillo para llegar a la cena de cumpleaños de su esposo, en la ciudad de San Francisco y su cargo de 9.87 dólares se multiplicó por mil.
El viaje duró menos de once minutos, tomando un trayecto de poco más de 1 km. Al llegar a su destino, Bekker pagó con tarjeta de crédito utilizando la terminal de PayPal del conductor después de que el dispositivo integrado del taxi no pudiera leer su tarjeta.
El taxímetro mostró una tarifa de 7.90 dólares ($184 pesos) y agregando una propina del 5%, dejando un total de 9.87 dólares ($230 pesos). Tras el pago, el taxista le comentó que en unos minutos le enviaría su recibo a través del correo electrónico, lo que nunca sucedió.
La pasajera recibió una factura de su tarjeta de crédito, Bekker y su esposo se sorprendieron al ver que el monto total había sido de 9 mil 870 dólares, casi 230 mil pesos.
Inmediatamente marcó al banco para hacer la aclaración y especificar que se trataba de un fraude, pero el encargado acotó que el cargo era correcto, inclusive mencionaron que el recibo del taxista tenía la firma de la mujer, aunque esta no coincidía con la firma de sus tarjetas.
Chofer escapa con el dinero
Tras varias semanas, logró contactarse con la Agencia de Transporte Municipal de San Francisco para explicar su caso, a lo que ellos trataron de contactar al conductor, por su número de licencia, pero fue en vano, dado que el taxista había renunciado a su trabajo a los pocos días de recibir el dinero a su cuenta y tampoco quería contestar las llamadas.
Finalmente y después de poco más de tres meses de aclaraciones con diversas instituciones del banco, la mujer logró recuperar su dinero, no sin antes alertar a las personas de solicitar en todo momento las facturas y recibos en cualquier lugar.
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