CARACAS, VENEZUELA.- Caracas, acorralada e incapaz de defender la crisis que atraviesa ante el organismo regional más importante, ha cumplido sus advertencias. La canciller Delcy Rodríguez ha anunciado desde el palacio presidencial de Miraflores que Venezuela se retira de la Organización de Estados Americanos (OEA). Era una decisión cantada después de que el Consejo Permanente del organismo convocara una reunión de cancilleres para tratar la crisis política del país sudamericano sin la aprobación del Gobierno de Nicolás Maduro.
Venezuela ha invocado el latiguillo de la intromisión en sus asuntos internos para justificar su decisión y ha señalado a México como el ariete de un proceso que busca “tutelar” a su país. “Afortunadamente eso nunca ocurrirá, porque así está marcado en nuestra historia, nuestro presente y futuro”. Rodríguez compareció en Caracas escasos minutos después de que 19 países miembros de los 34 de la OEA aprobaran por votación la convocatoria de la reunión para tratar la crisis venezolana. Aunque todavía se desconoce el lugar y la fecha, la decisión, tomada durante una reunión extraordinaria, supone una elevación del tono de la organización frente al país bolivariano, que en las últimas semanas ha vivido una serie de protestas rodeadas de violencia.
El proceso de retirada comenzará el jueves, cuando Venezuela presente una carta de denuncia contra la OEA al secretario general, Luis Almagro, el principal enemigo de Maduro en las últimas semanas. Como parte de su salida, el país sudamericano deberá pagar casi 9 millones de dólares correspondientes a la deuda contraída con la institución. Hasta vencidos los 24 meses, Venezuela sigue siendo miembro pleno con todos los derechos y deberes de cada país miembro. Si se mantiene esta decisión se convertiría en el primer país en la historia de la OEA en apartarse por voluntad propia del bloque regional.
Fiel a su estilo, el chavismo ha querido convertir una derrota diplomática, que eventualmente terminaría de conseguir los 23 votos necesarios en la posterior aplicación de la Carta Democrática Interamericana, en una victoria moral. “Venezuela no participará en lo sucesivo de ninguna actividad donde se pretenda posicionar el intervencionismo y el injerencismo de este grupo de países que solo buscan perturbar la estabilidad y la paz de nuestro país. Son acciones dirigidas por un grupo de países mercenarios de la política para coartar el derecho al futuro del pueblo de Venezuela”, agregó la canciller.
La ministra no perdió la ocasión para comparar esta reunión de cancilleres, aprobada sin el consentimiento de Venezuela con la expulsión de Cuba de la OEA en 1962. “Décadas más tarde allí está el pueblo de Cuba digno y de pie ratificando la elección histórica, moral y ética de un pueblo que está defendiendo la soberanía y la independencia. Hoy Venezuela está librando una batalla similar por su soberanía, su paz e independencia”, continuó Rodríguez.
Samuel Moncada, el representante de Venezuela ante la OEA, afirmó en la sesión previa a la votación que la OEA es la causa de los disturbios en el país. “Desde aquí se alienta a los extremistas”, defendió Moncada ante los países miembros. También insistió en que la institución ha perdido su imparcialidad y trata de imponer un tutelaje al país bolivariano sobre cómo resolver sus asuntos internos. Durante la sesión, Moncada, con un discurso derrotista y sin nadie a quién atacar —solo dos de los “enemigos” hicieron uso de la palabra—, trató de evitar la convocatoria de los cancilleres.
La resolución fue aprobada por 19 países, entre los que se incluyen cinco Estados miembros de Petrocaribe (Honduras, Bahamas, Dominica, Guyana y Jamaica) el mecanismo mediante el cual Caracas estableció convenios de asistencia petrolera los países del área a precios preferenciales a cambio de apoyo político. La venta de crudo a precios preferenciales ha sido usada desde 2005, cuando se creó Petrocaribe, como un arma para promover los intereses chavistas en la región. El apoyo político de las naciones del Caribe impidió que prosperaran en la propia OEA las denuncias sobre la naturaleza autoritaria del régimen de Hugo Chávez. Pero el autogolpe propiciado por Maduro al promover, con la colaboración de sus aliados del Tribunal Supremo de Justicia, la anulación del Parlamento ha provocado un cambio en el escenario geopolítico.
Tanto la decisión de Venezuela como la de una mayoría de Estados miembros pone de relieve el aislamiento político al que hace frente el régimen de Maduro. Durante las últimas semanas, además de las repetidas sesiones en la OEA, una cascada de denuncias han sido dirigidas al Gobierno de Caracas tanto de organizaciones internacionales como de Gobiernos específicos. Colombia y Perú, entre otros países, retiraron sus embajadores hace poco menos de un mes. (Fuente: El País).
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