CIUDAD DE MÉXICO.- Cada 3 de mayo se celebra uno de los días más importantes para nuestra identidad cultural que inaugura un ciclo fundamental en nuestro país.
Cada 3 de mayo se realiza una celebración muy especial en nuestro país, se trata del Día de la Santa Cruz, y aunque no lo creas, tiene el mismo valor que el 12 de diciembre, Día de la Virgen de Guadalupe o bien, el 28 de octubre, Día de San Judas Tadeo.
La importancia de la celebración de este día viene desde tiempos prehispánicos, justo cuando en los primeros días de mayo, nuestros ancestros realizaban rituales dedicados a Tláloc con la finalidad de que la lluvia llegara y la cosecha fuera abundante.
En cuanto a su antecedente católico, desde la llegada de los españoles se modificaron muchas festividades prehispánicas con la intención de que la devoción de dirigiera más hacia la religión católica.
Pero la historia de este día también se remonta a finales del siglo tercero, cuando la emperatriz Elena decidió buscar la cruz en la que Jesús murió y mandó demoler un templo dedicado a los dioses paganos romanos; entre los escombros, se encontraron 3 cruces y para saber cuál era la cruz donde Cristo murió, pidieron que un enfermo las tocara y de pronto, una lo curó. Por este hallazgo la mujer fue canonizada, y hasta la fecha se le venera como Santa Elena de la Cruz.
De hecho, Constantino, hijo de Elena, fue proclamado emperador. Mientras este se dirigía a luchar con su contrincante Majencio, con quien se disputaba el dominio del Imperio Romano, y la decisión del credo que se habría de adoptar oficialmente, Constantino y su ejército recibieron una señal divina: se delineó el símbolo que arroparía su victoria ante un ejército mucho más poderoso, una cruz inscrita en el cielo. La causa de la cruz triunfaría y los cristianos no solo dejaron de ser perseguidos, sino que eventualmente se convertirían, aprovechando su nueva posición, en los perseguidores de los viejos cultos paganos.
Pero eso no es todo, también se celebra el Día del albañil, ya que también está relacionado con la anécdota de Elena, ya que quienes demolieron el templo romano fueron trabajadores de la construcción.
Actualmente, en las obras se hace una cruz con materiales de la construcción, veladoras y flores, y el patrón organiza una comida donde incluso se invita a los familiares de los trabajadores y grupos musicales. El fin de este rito es, además de celebrar su oficio, pedir que la obra sea conducida a buen final. (Fuente: SDP Noticias).
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