LAS VEGAS, EU.- Alrededor de 150 metros separan el estacionamiento de la recepción del hotel MGM Grand, pero Saúl Álvarez y Julio César Chávez Jr. los recorren como si fueran kilómetros. Son los protagonistas de esta semana y viven su momento paso a paso. Respiran a pulmón lleno el ambiente que encierra la festividad del 5 de mayo en Las Vegas.
La rivalidad entre ambos mexicanos cumple 10 años, lo celebran con la pelea del próximo sábado. Los cinco sentidos están despiertos. Palman el apoyo de al menos dos mil personas que dejaron sus actividades cotidianas para acompañarlos en la primera parada oficial en la metrópoli de los casinos.
Chávez es el primero en arribar. Aunque no hay título de por medio, mantiene el estatus de retador. El número dos en la ecuación que ya derrama millones de dólares a los organizadores.
Vestido con ropa deportiva blanca y unos lentes oscuros, el “Hijo de la leyenda” entra al hotel sede con la canción de ‘El Sinaloense’ entonada por el Mariachi Los Reyes. Es una estrella de cine, que quiere escribir el guión de Cenicienta.
Su carrera profesional hace tiempo que se despegó de un cuento de hadas y ser inmaculada. Pero en el blanco se refleja la confianza de Chávez Jr., quien al ver que las apuestas lo desfavorecen, recuerda que el sábado pasado su hermano dio la sorpresa también con el traje desfavorecido.
Desde que perdió su invicto en 2012 contra Sergio “Maravilla” Martínez, Julio no volvía a Las Vegas para combatir. Y quizá no lo vuelva hacer en su vida si no derrota a “El Canelo”. Lo sabe y paladea un banquete que es de varios tiempos. Es dulce desde el comienzo y quiere que termine igual con el postre que significa abandonar la Arena T- Mobile con el triunfo.
“Estoy motivado por la victoria de mi hermano Omar. Es una llamada de atención para los que dan por perdida mi pelea. Me gusta que la gente esté muy interesada por ver esta pelea. Voy a tratar de dar lo mejor de mí”, declara Chávez Jr.
Sin quitarse las gafas que lo delatan como un delincuente que asaltará los casinos para terminar la noche sobre el ensogado sonriente, agradece a los fanáticos que se tomaran el tiempo para acompañarlo. No sólo lo hace de palabra, por algunos instantes se acerca a repartir autógrafos y algunas fotografías.
Su cara es afilada. La parte más dura para bajar de peso, señala que la superó. Son tres libras y medio los que la separan la primera victoria que es con la báscula.
Luego de 15 minutos del show del Junior, llega “Canelo”. Lo que fue una tormenta, el jalisciense lo convierte en huracán. Su presencia florece sentimientos de admiración en las personas que se desplazaron y aguantaron por lo menos una hora por verlo pasar un segundo.
LLEGA EL CANELO
En su espiral de fama se adueñó de un elemento que es de la esquina de enfrente. La tradicional banda roja que Julio César Chávez padre se ponía en la cabeza como distintivo, ahora lleva la palabra “Canelo” y el logo del boxeador.
La compañía cervecera que patrocina Álvarez le despojó valor comercial al listón y lo distribuyó gratuitamente entre los fanáticos que profesan el Canelismo.
Durante la gira promocional, el tapatío vistió con trajes de vanguardia. En su “era” como él le hace llamar al momento que vive, quiere marcar la pauta. Ayer fue más sobrio.
“No puedes poner a un peleador como él [Chávez Jr] que ha puesto en vergüenza el deporte con su doping y su indisciplina. Su imagen no es para representar a un país”, sentencia “Canelo” sobre su adversario.
Golpe de labia que lo acompaña la fuerza de la gente. Saúl Álvarez es músculo en lo físico y mediático. (Fuente: El Debate).
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