KANTUNILKÍN, Q. ROO.- La actividad chiclera en el municipio quintanarroense de Lázaro Cárdenas está en decadencia, ya que la actividad del hombre y los fenómenos naturales, como incendios forestales y huracanes, han propiciado la escases de los árboles de chicozapote, de donde se extrae el látex para procesarlo y, actualmente, solo existen personas de la tercera edad que realiza su producción, porque los demás comuneros ya no se dedican a esta actividad por ser demasiado riesgosa.
En todo el territorio de lazarocardense, solo existe una persona que se dedica a la actividad chiclera, Ceferino Cocom Ucan de 65 años de edad, quien radica en el poblado de San Ángel y, pese a su edad, aun extrae la resina del árbol de chicozapote para convertirla en chicle natural, aunque es poco lo que produce debido a que con la deforestación existen pocos árboles de dicha especie ya que no solo aprovechan la resina, sino también la madera, siendo muy cotizada por taladores furtivos.
Años atrás, había campamentos chicleros donde pasábamos varios días, veníamos con muchos kilos de chicle, y eran varias las personas que nos dedicamos a esta actividad; pero ahora la mayoría ya estamos viejos y cansados y se nos dificulta trabajarlo, además de que estamos expuestos a las mordeduras de serpientes o de caer de los árboles”, lamentó el productor, porque poco a poco va desapareciendo este trabajo.
Para extraer la resina del árbol, los chicleros utilizan las puyas o picos en sus botas de hule, para apoyarse en el tronco y escalarlo “no está de más ayudarse con una soga”, dice; además agrega que ya en lo alto del chicozapote se empieza a “machetear” sobre la corteza, formando unas venas en forma de “v”, por los cuales comienza a deslizarse la resina del árbol.
Al chicozapote se le considera como un árbol fuerte y generoso, se le atribuyen propiedades curativas contra la disentería y diarrea, para lo que se recomienda tomar la cocción o el macerado de la corteza como agua de uso.
También las semillas contienen resinas y grasas, se emplean como diurético. En algunas zonas del norte del estado las hojas se hierven para tomarse tres veces al día como té para normalizar la presión alta, señaló el veterano productor.
PROCEDIMIENTO
El látex del chicozapote es extraído de árboles que llegan a medir hasta 30 metros de altura, a los que se les hace cortes superficiales en forma de “V” sobre la corteza, es así como la savia escurre lentamente en zigzag hasta un recipiente colocado en la base.
Cada árbol de chicozapote rinde de tres a cinco kilos por cosecha y, si bien esta práctica no los daña, es necesario dejarlos “descansar” de seis a siete años antes de volver a extraerles la savia, llegan a vivir hasta 300 años.
El látex líquido se hierve para deshidratarlo y obtener una pasta pegajosa que se estira, amasa y moldea en marquetas, que se solidifican al enfriarse. Cada marqueta lleva la marca chiclero que la elaboró. Estas marcas contienen información relevante que va desde la identidad del chiclero hasta la ubicación exacta del árbol cosechado.
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