Desde el lunes, 11 de abril de 2022, empezó un enjambre sísmico cerca del volcán Edgecumbe, en Alaska. Desde entonces, se han registrado cientos de seísmos leves, la gran mayoría de ellos ni siquiera han sido detectables por los sensores.
Afortunadamente, durante los últimos días, esta actividad ha disminuido hasta volver a los niveles habituales.
El enjambre sísmico reciente ha puesto en marcha un análisis en profundidad de los últimos 7,5 años de deformación de la tierra, detectables con datos del satélite. El análisis de los datos de los últimos años indica que una zona más amplia, de unos 17 kilómetros (10,5 millas) en diámetro, de superficie, se ha elevado a unos 2,5 kilómetros (1,5 millas) al Este del volcán Edgecumbe.
Esta elevación comenzó en agosto de 2018, pero ha seguido hasta la fecha a un ritmo de unos 8,7 centímetros al año (3,4 pulgadas, al año) en el centro de la zona de deformación. Una deformación que, además, ha sido constante desde entonces y que no ha aumentado ni siquiera con los últimos seísmos que se han registrado. En total, hay una deformación de unos 27 centímetros (10,6 pulgadas).
En 2020, comenzó una serie de seísmos en el volcán. Sin embargo, el enjambre de abril de 2022 ha sido inusual en el número de eventos registrados. Los de 2020 fueron inferiores a 3,0 grados de magnitude.
Retrospective analysis of earthquake data in the area of Mount Edgecumbe shows that a small number of earthquakes started occurring under the volcano in 2020.
El enjambre sísmico y la deformación del suelo sugieren que existen señales de que podría estar moviéndose magma bajo la superficie del volcán Edgecumbe. La señal de deformación es consistente con una intrusión de magma nuevo a unos 5 kilómetros (3,1 millas) bajo la superficie de la tierra. Estos seísmos podrían ser el resultado del estrés en la corteza debido a esta intrusión magmática bajo el volcán.
La intrusión de magma bajo los volcanes no siempre termina convirtiéndose en una erupción volcánica. A pesar del enjambre sísmico y de la deformación del suelo, todo podría quedar en una mera actividad temporal sin mayores consecuencias. Eso sí, en el caso de que este magma empiece a subir más, entonces sí que podría cambiar la deformación del suelo y también la actividad sísmica. Por lo tanto, es importante mantenerse atentos al progreso de estas señales. Tampoco hay que olvidar que, en ocasiones, las erupciones volcánicas suceden sin que se vean precedidas por señales que puedan permitir activar un aviso previo.
La estación sísmica de vigilancia volcánica que monitorea el volcán Edgecumbe más próxima se encuentra en Sitka, a 24 kilómetros (15 millas) al Este del volcán y está dirigida por el Centro Nacional de Advertencia de Tsunamis.
La investigación geológica del volcán muestra que entró en erupción hace unos 13.000 a 15.000 años. Por este motivo, no existe información sobre erupciones actuales que se hayan podido observar en el volcán. Se sabe que, al menos una de estas erupciones del volcán, dejó una capa gruesa de cenizas cerca de Sitka y de la isla Kruzof. También se han producido erupciones menos potentes hace unos 6.000 y 4.000 años.
El riesgo principal de las erupciones de este volcán son las cenizas volcánicas, así como los lahares y flujos piroclásticos. También se sabe de ríos de lava en las laderas del volcán.
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