El brasileño Eduardo Srur expone en el corazón de Sao Paulo tres obras de arte urbano con restos de plástico y jaulas, para denunciar el “confinamiento eterno” al que se ven sometidos en los zoológicos.
En una jaula de tres por tres metros hay un hombre preso durante 24 horas y desde fuera monos con teléfonos móviles observan detenidamente sus pasos.
Otra de las obras se ubica en el Parque Ibirapuera donde hay un tanque con 30 mil litros de agua que expone el sufrimiento de los animales en los acuarios.
Srur introdujo en el tanque la escultura de dos niñas y restos de plástico recogidos en los manglares, una escena observada desde el otro lado del cristal por un oso polar, símbolo del calentamiento global.
Por último, una obra en forma de árbol construida con más de mil jaulas confiscadas por la Policía en operaciones contra el tráfico de animales silvestres y situada en el Parque Do Povo es una reflexión sobre la triste realidad de miles de pájaros privados de su libertad.
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