A través de su cuenta de Twitter, el perioditas y Director de El Quintana Roo MX, Amir Ibrahim, dio a conocer imágenes de cómo la empresa Calica (Vulcan) ha devastado gran parte de la selva de Playa del Carmen, dejando ver el daño ambiental que se ha hecho en todo el estado.
Por medio de su tui, el periodista denuncia que el daño que Calica ha generado en Playa del Carmen, “esta casi del tamaño de todo Playa del Carmen y cómo 10 veces mas grande que Puerto Aventuras”, mencionando que el agua que se ve en el video, antes era selva.
Sin importar la devastación ambiental que ocasionó en ríos subterráneos y cavernas en Playa del Carmen, Quintana Roo, la minera Calica hizo detonaciones en una parte de la selva del caribe mexicano para sustraer piedra caliza.
La minera opera con un permiso otorgado en noviembre del 2000, el último día de Gobierno de Ernesto Zedillo, cuando como secretaria de medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (Semarnap) estaba Julia Carabias.
Se trataba de dos nuevas concesiones, con una duración de 20 años, aunque en realidad la devastación ocasionada en ese corredor biológico de especies protegidas y en peligro de extinción comenzó en 1986.
La minera comenzó sus trabajos en el predio La Rosita y, conforme avanzaron los años, el área se amplió. Fue en 1999 cuando requirió la expansión de la extracción a los predios de La Adelita y El Corchalito.
Aún así, aunque para el 2000 el daño que había ocasionado era evidente, se le otorgaron nuevas concesiones.
Diez años después, el ecocidio había alcanzado niveles devastadores: los hoyos que la minera abrió con sus detonaciones se llenaron de agua, debido a la extracción debajo del manto freático, generando un proceso de salinización del agua dulce.
Según un comunicado de la Semarnat, fue la Dirección General de Ordenamiento Ecológico e Impacto Ambiental del Instituto Nacional de Ecología (INE), cuyo titular era Fedro Carlos Guillén, quien dio en un tiempo récord de 36 días la autorización a la minera para extraer y aprovechar la roca caliza por debajo del manto freático a cielo abierto.
La actividad minera debajo del manto freático causa grandes daños ambientales, como la pérdida definitiva e irrecuperable del subsuelo, alteración de la presión del acuífero al afectar su hidrodinámica, riesgo de hundimientos y fracturas de subsuelo.
También daña la calidad y pureza del agua y el drenaje superficial y subterráneo por aumentos en la formación de oquedales, al igual que la alteración del paisaje natural y la fragmentación de los ecosistemas.
La dependencia explica que este permiso fue uno de los seis mil 172 de gran impacto ambiental que fueron otorgados durante el gobierno de Zedillo, de los cuales, en noviembre de 2000 se autorizó el 23%.
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