El informe IGAD Regional Focus on Food Crises ha hecho sonar la alerma sobre el aumento de la inseguridad alimentaria y la desnutrición en Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán del Sur y Sudán.
Según el Coordinador Subregional de la FAO para África Oriental, la situación de seguridad alimentaria en el Cuerno de África es terrible. No ha llovido durante cuatro temporadas de lluvias consecutivas y se espera que, este año, unas 300.000 personas en Somalia y Sudán del Sur afronten el nivel más alto en cuanto a falta de alimentos, con riesgo de que se produzca hambruna en ocho áreas de Somalia, en el caso de que fallen los cultivos y la producción ganadera.
La Niña y los cambios en el clima han provocado una sequía sin precedentes, combinado con la subida de los precios y el impacto de la guerra de Ucrania, millones de personas se verán gravemente afectadas en el Este de África. El riesgo de hambruna es muy alto.
Durante los últimos cinco meses, más del 40% de la población de la zona ha sufrido una importante inseguridad en cuanto a los alimentos. Las Naciones Unidas han proporcionado raciones de comida para las familias que tienen hijos desnutridos, así como para las embarazadas en seis distritos.
La Organización Mundial de la Salud ha movilizado más de 2,4 millones de dólares para apoyar a los habitantes de Uganda. Pero, ¿realmente será suficiente?
Las políticas de inmigración cada vez son más restrictivas. Miles de personas mueren cada año intentando huir de su país a otro lugar con más posibilidades para sobrevivir. Sin embargo, no permitimos su entrada. Las fronteras se cierran a la inmigración ilegal. No estamos dispuestos a compartir lo que tenemos. Pero, ¿cómo podemos dejar que sigan viviendo en un país sin futuro? ¿Acaso no estamos condenando a estas personas a una muerte lenta?
Con tantas mentes pensantes y políticos en el mundo, ¿cómo es que todavía no han pensado en una solución que pueda ayudar a estas poblaciones y países de manera definitiva?
Algunos gobernantes del mundo, ante los cambios que están teniendo lugar y los que se avecinan, han tomado medidas y van a trasladar ciudades enteras… ¿No sería más viable encontrarles un territorio que sea habitable, en lugar de forzarles a permanecer en ese lugar?
Para quienes no padecen como ellos, resulta fácil pensar unos momentos en su situación y, olvidarles cinco minutos más tarde…
Fotografía de Bilan, de 40 años. Tiene que recoger el agua que le facilita el IRC. Su familia tenía 10 reses antes de la sequía. Ahora solo tiene una. Vivían de los ingresos generados por su ganado. Ahora tienen que compartir la comida de sus vecinos. Crédito: Martha Tadesse para IRC.
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