Archie Battersbee -el niño de 12 años que estaba en el centro de una batalla legal entre sus padres, los médicos y los tribunales- murió este sábado en Inglaterra.
La familia se oponía a que su hijo con daño cerebral fuera desconectado de las máquinas de soporte vital.
Archie Battersbee pasó sus últimas horas en un hospital después de que el Tribunal Superior británico dictaminó que no podía ser trasladado a un hospicio.
La familia solicitó la intervención del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), pero les dijeron que el caso “caía fuera” de su alcance.
Su madre, Hollie Dance, dijo este sábado que su hijo “luchó hasta el final”.
El niño fue encontrado inconsciente en su casa en Southend, Inglaterra, el pasado 7 de abril. Su madre, Dance, cree que pudo haberse asfixiado al participar en algún reto de internet con graves conseciencias.
Desde entonces no pudo recuperar la consciencia.
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