Con motivo de la Jornada por el Cuidado de la Creación, el sumo pontífice pidió a sus fieles que defiendan la naturaleza como parte central de su fe
CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco advirtió ayer que la contaminación ambiental y la sobreexplotación de la Tierra son pecados contra Dios.
Un año después de publicar el primer documento papal dedicado al medio ambiente, el pontífice volvió a hablar del tema al pedir a los cristianos que defiendan a la naturaleza como una parte central de su fe.
“Dios nos ha dado un jardín exhuberante pero lo hemos convertido en una páramo contaminado de desechos, desolación y suciedad”, dijo el Papa Francisco en un documento.
Francisco instó a todos los católicos a hacer un examen de conciencia y confesar sus faltas contra el medio ambiente, en un mensaje difundido por El Vaticano con motivo de la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que la Iglesia celebra este día.
“No podemos 02ser indiferentes a la pérdida de la biodiversidad y a la destrucción de los ecosistemas, a menudo provocados por nuestros comportamientos irresponsables y egoístas
“No podemos rendirnos o ser indiferentes a la pérdida de la biodiversidad y a la destrucción de los ecosistemas, a menudo provocados por nuestros comportamientos irresponsables y egoístas. No tenemos derecho”, escribió.
Advirtió que el planeta sigue calentándose, en parte por causa de la actividad humana.
En diciembre pasado en una cumbre de Naciones Unidas en París, los líderes mundiales se comprometieron a limitar las emisiones de gases de efecto invernadero – que provocan el calentamiento global – en un esfuerzo por estabilizar el ascenso de las temperaturas promedio del planeta.
El Papa acogió el acuerdo, pero dijo que las temperaturas del planeta parecían dirigirse a nuevos récords este año e instó a los votantes de todas partes del mundo a exigir a sus Gobiernos que no den marcha atrás.
Precisó que 2015 fue el año más caluroso jamás registrado y probablemente 2016 lo será aún más, lo cual provoca sequía, inundaciones, incendios y fenómenos meteorológicos extremos cada vez más graves.
Constató que los cambios climáticos contribuyen también a agravar la crisis de los migrantes forzosos generando que los pobres del mundo, que son los menos responsables de estas transformaciones, sufran directamente sus efectos.
“Un crimen contra la naturaleza es un crimen contra nosotros mismos y un pecado contra Dios; (un pecado que) no hemos sabido reconocer ni confesar”
“Un crimen contra la naturaleza es un crimen contra nosotros mismos y un pecado contra Dios; (un pecado que) no hemos sabido reconocer ni confesar”, dijo.
“En la medida en que todos generamos pequeños daños ecológicos, estamos llamados a reconocer nuestra contribución, pequeña o grande, a la desfiguración y destrucción de la creación. Este es el primer paso en el camino de la conversión”, siguió.
Más adelante, el Papa lamentó que la sociedad actual se haya acostumbrado a estilos de vida inducidos por la que calificó como la malentendida cultura del bienestar o un deseo desordenado de consumir más de lo que realmente se necesita.
Llamó a todos a arrepentirse del mal contra la casa común.
Explicó que el arrepentimiento y la conversión deben traducirse en actitudes y comportamientos distintos como un uso más prudente del plástico y del papel, no desperdiciar el agua, la comida y la energía eléctrica, diferenciar los residuos, tratar con cuidado a los otros seres vivos, utilizar el transporte público y compartir el mismo vehículo entre varias personas.
“Cambiar de ruta significa respetar escrupulosamente el mandamiento originario de preservar la creación de todo mal, ya sea por nuestro bien o por el bien de los demás seres humanos. Una pregunta puede ayudarnos a no perder de vista el objetivo: ¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?”, puntualizó.
Foto: Agencia Reforma
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