A finales de noviembre, Adele arrancó su residencia en Las Vegas, donde continúa presentando su show Weekends With Adele en el Coliseo del Caesars Palace. Durante su concierto más reciente, la cantante sorprendió a sus fans al detener la producción para hablar de su divorcio de Simon Konecki.
Como pocas veces, la intérprete de Rolling in the Deep compartió detalles de su vida privada y su salud mental, esto a tres años de su separación del padre de su hijo Angelo, de 10 años.
“Cuando una relación se hunde, da igual si estás casada o no, es muy complicado sobrellevarlo, es verdaderamente traumático”, exclamó Adele.
Reveló que en su búsqueda de ser la mejor versión de sí misma decidió regresar a terapia y agregó que durante su divorcio también recurrió a ayuda psicológica poder procesar la complicada situación en la que se encontraba.
“He empezado a recibir terapia de nuevo porque he pasado algunos años sin ella. Necesitaba volver a empezar, quiero asegurarme de darlo todo y de ser la mejor versión de mí misma. Antes también iba, obviamente, cuando estaba pasando por mi divorcio tenía cinco sesiones de terapia al día”.
Añadió que las primeras veces que fue a terapia se debía a que había dejado de responsabilizarse de su “propio comportamiento y las cosas que decía”. Lo hago porque solo quiero asegurarme de recargarme todas las semanas para asegurarme de poder darles todo”, añadió.
Indicó que en su última cita con su terapeuta tuvo la oportunidad de discutir sobre el estrés que suele invadirla al momento de dar un show en vivo.
“Me encanta hacer música, pero hay algo acerca de presentarse en vivo que realmente me aterroriza y normalmente me llena de pavor. Es por eso que no soy un gran artista de gira. Lo hice la última vez para demostrar que podía hacerlo. Pero esta experiencia de estar en una habitación de este tamaño, creo que podría ser un artista en vivo por el resto de mi vida”.
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