Con una carrera de ventaja sobre Estados Unidos (2-3) la Selección Japonesa de Béisbol, se llevó de manera indiscutible el título de campeón al resultar vencedor del Clásico Mundial, y se corona como la segunda novena en la historia de la máxima justa internacional en lograrlo sin haber perdido un sólo encuentro.
Con un ponche del increíble Shohei Ohtani que entró al diamante con el objetivo de salvar a su equipo en la novena alta, las esperanzas de los estadounidenses de convertise en bicampeones, se esfumaron.
Luego de un apretado encuentro que fue abierto por el pitcher Shota Imanaga por parte de Japón y con Mookie Betts en el bate por los norteamericanos, los japoneses alzaron por tercera vez en la historia, el trofeo de campeones.
La primera carrera corrió a cargo de la escuadra de EUA, por Trea Turner, quien conectó un batazo hacia el jardín izquierdo en la parte alta del segundo inning.
Sin embargo, la ventaja no duró mucho, pues, en la segunda baja, Murakami empató el marcador con un cuadrangular entre el jardín derecho y central. El resultado iba 1-1.
Ya entrados en el juego, la novena nipona remontó con un 2-1 gracias al roletazo de Nootbaar que, aunque entregó un out, impulsó la carrera de Okamoto, dejando, además, a dos hombres en tercera y segunda base.
Estados Unidos comenzó a verse en aprietos y obligado a sumar jonrones para poder continuar respirando, por lo que empezaron los ajustes: Kyle Feeland se subió a la lomita para reemplazar a Aaron Loup.
Y, aunque el ataque japonés no derivó en más entradas en el tercer inning, y USA logró una doble matanza que terminó con la participación de su rival, en la parte baja de la cuarta entrada recibieron un duro golpe:
Okamoto conectó un jonrón entre el jardín izquierdo y central, ampliando la diferencia a su favor.
Entre batazos, hits y outs, se llegó a la sexta entrada, donde Estados Unidos cambió de pitcher y dio oportunidad de subir al montículo a David Bednar.
Los esfuerzos de los estadounidenses no cesaban y gracias a un batazo entre el jardín derecho y el central de Kyle Schwarber, alcanzaron un descuento: ahora eran 3 carreras a 2.
De ahí en adelante, las defensas y ofensivas de ambas novenas, no iban a permitir avanzar a sus respectivos rivales, pese a que Estados Unidos estuvo cerca de lograr la ventaja con una casa llena.
La jugada que terminó por definir el destino de quienes disputaban el título desde el Loan Depot Park, en Miami, llegó en la novena alta, cuando Japón se encontraba solamente a tres outs de su tercer campeonato.
Jeff McNeil estaba en al bat cuando en las gradas se escuchaba el grito de la afición alentándolo; logró llegar a primera base, antes de que llegara una gran jugada defensiva de Japón que resultó en un increíble doble play.
El destino terminó de sellarse cuando Mike Trout no pudo vencer a Ohtani y terminó marcando los últimos tres strikes del encuentro.
Aunque Estados Unidos llegó a la final como campeón vigente, no logró retener el trofeo.
TE PUEDE INTERESAR: Reconoce John Kerry “la sabiduría en el liderazgo” de AMLO
Sé el primero en comentar