WASHINGTON, EU.- Todos los negociadores que se sientan a la mesa para actualizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) dejaban caer en las últimas semanas que el proceso estará plagado de curvas. De idas y venidas.
De encontronazos verbales entre la imprevisible Administración Trump y sus dos socios en el mayor pacto comercial del mundo, México y Canadá. Pero nadie esperaba que el primer quiebre fuese a llegar tan pronto, solo dos días después de que concluyese la ronda inaugural de negociaciones entre los tres países.
“Personalmente, no creo que podamos alcanzar un acuerdo… Así que creo que probablemente acabemos dando por terminado [el TLC] en algún momento”, ha dejado caer el presidente de EU, Donald Trump, este martes en un mitin celebrado en Phoenix (Arizona).
“No creo que se pueda llegar a un acuerdo sin su finalización, pero veremos qué ocurre. ¿OK?”, ha dicho dirigiéndose a sus seguidores en uno de los Estados de EU que más se beneficia del libre comercio con México. “Puedo decirles que están en buenas manos”.
El contexto de la frase de Trump es importante. Se trataba de un mitin en el que buscaba rodearse de sus más acérrimos seguidores en una de las semanas más duras de su presidencia. Cada vez más aislado, el republicano sacó su artillería más populista.
Estaba hablando una vez más de los acuerdos comerciales que, en su opinión, han hundido la economía del país y dejado en la estacada a la clase media norteamericana. En ese ámbito, recurrió a uno de sus enemigos favoritos: el TLC.
Trump dijo la frase como podía no haberla dicho. Nadie sabe si se le escapó la posición interna de fondo de los negociadores de EU o si era un comentario desenfadado.
La primera reacción mexicana corrió a cargo del secretario (ministro) de Exteriores de México, Luis Videgaray: “Sin sorpresas. Ya estamos en una negociación. México seguirá en la mesa con serenidad, firmeza y el interés nacional por delante”, tuiteó minutos después de las palabras del presidente estadounidense.
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