Pacientes operados sin anestesia en los pasillos es el día a día de los hospitales que quedan abiertos en la Franja palestina de Gaza, bajo el control del grupo islamista Hamás y objeto de bombardeos israelíes que este sábado entraron en su décimoquinto día.
“Se opera a quienes pueden tener una esperanza de vida, otros son dejados a su suerte”, dijo a EFE por teléfono desde uno de los hospitales del enclave el médico Medhat Abbas, que es también responsable del Ministerio de Sanidad de la Franja.
Sin apenas agua, electricidad, combustible o internet, los turnos de noche son todo un reto en los quirófanos donde los médicos emplean la luz de los teléfonos móviles para poder ver.
“Sin duda lo que más se necesita es combustible, suministros médicos y agua para beber”, indicó Abbas, quien apuntó que sí que tienen agua no apta para consumo gracias a que el hospital donde se encuentra tiene varios pozos, pero es tan salada, que solo la usan para lavar a los pacientes.
Explicó que lo que más necesitan en el centro médico es combustible, suministros médicos y agua potable en un hospital donde cientos de pacientes abarrotan los pasillos. Una precariedad que sobre todo ha golpeado a la unidad de cuidados intensivos, los quirófanos y el departamento de Urgencias.
La escasez de agua potable preocupa especialmente a organizaciones internacionales como Save the Children, que ha destacado que inquieta “el riesgo de deshidratación” de los menores y de que contraigan enfermedades transmitidas por agua contaminada.
A esto se suma que por lo menos 5.500 mujeres deberían dar a luz el próximo mes en el enclave palestino, donde la situación no tiene visos de mejorar a la luz de los preparativos israelíes para realizar una incursión terrestre, en represalia por el ataque de Hamás del pasado 7 de octubre que causó 1.400 muertos en Israel.
Y es que la ayuda humanitaria con comida y medicinas, entre otros artículos, que entró este sábado a Gaza a través del paso de Rafah, fronterizo con Egipto y la única salida al exterior de la Franja, ya que el resto de cruces son limítrofes con Israel, no deja de ser un parche, ya que únicamente fueron 20 camiones con asistencia para una población de más de 2 millones, de los que más de un millón de personas están desplazadas en el sur del enclave.
En ese sentido, el Ministerio de Sanidad de Gaza indicó esta semana que había trasladado a 60 pacientes con insuficiencia renal del norte al sur de Gaza por los bombardeos, aunque esto aumenta la presión sobre las máquinas de diálisis disponibles en la parte meridional de la Franja que funcionan las 24 horas del día.
Y advirtió de que si esas máquinas tuvieran que dejar de funcionar por la escasez de combustible y de electricidad será una condena a muerte para los pacientes que necesiten de diálisis.
En este contexto, al menos cinco centros están completamente fuera de servicio por la falta de suministros y los ataques aéreos en la Franja, según el Ministerio de Sanidad de Hamás: El hospital infantil al Durha, el de Al Karama, el de Al Wafa y el de Rehabilitación.
Se han quedado parcialmente fuera de funcionamiento el de la Amistad Turco-Palestina, el único centro que ofrece servicios oncológicos en Gaza, y el Psiquiátrico.
En quince días de guerra entre Israel y Hamás, al menos 4.469 personas han muerto en Gaza, de las que más del 70% menores, mujeres y ancianos, y que hay, además, 14.000 heridos por los ataques aéreos; en una situación que posiblemente empeore con la anunciada intervención terrestre de Israel en el enclave, que sin duda deteriorará aún más las condiciones en los hospitales.
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