Pep Guardiola vive un verdadero infierno. El Manchester City, que tenía la victoria en el bolsillo al minuto 88 en el derbi contra el Manchester United, regaló el partido en dos acciones catastróficas, empeorando aún más el momento del equipo que parece haber perdido su toque ganador. Un gol de Josko Gvardiol parecía asegurar el triunfo, pero finalmente, el City cayó 1-2 en los últimos minutos del encuentro.
El partido comenzó con un estadio Etihad lleno de esperanza, con los aficionados del Manchester City desplegando una manta con el mensaje “Guardiola, més que un entrenador”, en un intento de levantar el ánimo del técnico español, quien atraviesa su peor racha. A pesar de solo haber ganado uno de los últimos diez partidos, la fe en Guardiola se mantenía firme.
Josko Gvardiol cabeceó un centro mordido de Kevin de Bruyne en el segundo tiempo, poniendo al City en ventaja. Sin embargo, lejos de explotar de emoción, Guardiola solo pudo esbozar un gesto de alivio, como si esperara que ese gol espantara la mala suerte.
El Manchester City parecía tener el control del partido, pero todo se desmoronó en los minutos finales. Al minuto 88, Matheus Nunes cometió un penalti ingenuo sobre Amad Diallo. Bruno Fernandes no desaprovechó la oportunidad y empató el partido desde los once metros. Solo dos minutos después, Lisandro Martínez filtró un balón para Diallo, quien regateó a Ederson y selló la victoria para el United.
No fue un derbi memorable en términos de calidad de juego. Ambos equipos, dañados por sus recientes resultados, mostraron más nervios que propuestas ofensivas. El Manchester United, acostumbrado a situaciones difíciles en la última década, logró sacar provecho de los errores del City, algo poco común en la era Guardiola.
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