El jefe del equipo médico del papa Francisco reveló en una entrevista dada a conocer este jueves, que el pontífice murió rápidamente en la mañana del lunes a causa de un inesperado derrame cerebral, sin sufrir dolor excesivo, y no hubo nada que los médicos pudieran haber hecho para salvar su vida.
El médico del hospital Gemelli de Roma, Sergio Alfieri, supervisó el tratamiento del papa durante una estancia de cinco semanas cuando luchaba contra una neumonía bilateral a principios de este año. Alfieri detalló que recibió una llamada telefónica alrededor de las 5:30 de la mañana, hora local, del lunes para ir rápidamente al Vaticano y llegó unos 20 minutos más tarde.
“Entré en sus habitaciones y él (Francisco) tenía los ojos abiertos”, dijo el médico al diario Corriere della Sera. “Comprobé que no tenía problemas respiratorios. Luego intenté llamarle por su nombre, pero no me respondió. En ese momento supe que no había nada más que hacer”, dijo Alfieri. “Estaba en coma”.
En otra entrevista, Alfieri dijo que algunos responsables que estaban con el papa sugirieron volver a trasladarlo inmediatamente al hospital.
“Habría muerto en el camino”, dijo el médico. “Haciendo una tomografía computarizada habríamos tenido un diagnóstico más exacto, pero nada más. Fue uno de esos infartos que, en una hora, te llevan por delante”.
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