Por Adriana Olvera
Cancún.- Enrique V. G., ex maestro del Colegio Ecab de esta ciudad, además de esposo de la dueña de este plantel, no acudió a la audiencia inicial a la que fue convocado para responder ante las denuncias de violación realizadas en su contra, pese a que fue notificado de este proceso.
Natalia Carrillo Perea, una de las presuntas víctimas, quien dice que fue violada por este maestro cuando tenía nueve años de edad, lamentó lo lento del proceso, pues la primera denuncia interpuesta en contra de esta persona fue ingresada en marzo de 2024, y todavía falta que el juez vincule a proceso.
“Esperamos que se cumpla la nueva notificación”, declaró. “El proceso ha sido lento, pero seguimos firmes, porque necesitamos que el juez actúe con perspectiva de género. Éramos niñas y esas niñas siguen dentro de nosotros, en espera de sanar”.
En entrevista, esta mujer indicó que ella tardó muchos años en entender lo que le había sucedido, entre 1992 y 1993, pero eventualmente se atrevió a denunciar de forma pública a este maestro. A raíz de ello, desde hace cinco años, sufrió el acoso de la esposa del acusado, la directora del Colegio Ecab, quien usó cosas reales de su vida, junto a mentiras o exageraciones, para desacreditarla.
Pese a esa campaña, Natalia Carrillo logró ubicar a más mujeres que dijeron ser víctimas de este maestro, quien se cree que abusó o violó a varios alumnos entre 1990 y 2000.
“Es esposo de la dueña del colegio Ecab”, comentó Natalia “Ella era la psicóloga y encontraba a las mujeres vulnerables para entregar a Enrique”.
Hasta ahora, tres mujeres han interpuesto denuncias penales, pero hay más víctimas.
Un escollo que enfrentan es la posibilidad que el juez desestime el caso por prescripción del delito, pero Natalia Carrillo señaló que a nivel federal el abuso de niños no puede prescribir, pues las víctimas tardan años en atreverse a declarar lo sufrido.
“No puedo ahondar en la defensa de la denuncia, pero el juez tiene todo el poder de hacer legítima de esta denuncia”, indicó. “Las niñas crecen y cargan las consecuencias de este abuso toda su vida”.
En su caso, relató, ella fue abusada en el salón de clases frente a los demás alumnos, incluso siendo penetrada con un dedo, como “premio”.
Aunque Enrique V. G. ya no labora como docente, este colegio continúa activo, con la misma dueña, que presuntamente fue conocedora y posible partícipe de los hechos.
















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