FLORIDA, EU.- La compañía privada estadounidense Space X, dirigida por el magnate de Silicon Valley Elon Musk, ha dado otro paso enorme en su estrategia de conquista del mercado aeroespacial. Este martes a las cuatro menos cuatro de la tarde hora local lazó con éxito desde Cabo Cañaveral (Florida) el cohete Falcon Heavy, el más poderoso en activo del mundo, con una capacidad de carga de 64 toneladas.
En este primer vuelo de ensayo el Falcon Heavy ha transportado un material simbólico: un descapotable color rojo de Tesla, la firma fabricante de coches eléctricos de Musk. Al volante iba un maniquí vestido de astronauta.
La nave ha despegado del Centro Espacial Kennedy desde la plataforma 39 A, la misma infraestructura de la que salieron los cohetes del programa Apolo 11 camino a la luna en 1969 y el primer transbordador espacial de la NASA en 1981.
El Falcon Heavy es la nave con más capacidad de carga desde el cohete Saturno V, que se usó precisamente para los viajes del Apolo y que podía cargar el doble que el nuevo cohete de Space X. El récord histórico, por lo tanto, permanece sin batir.
El Falcon Heavy consiste en tres cohetes Falcon –el modelo que venía usando Space X– ensamblados. Los dos laterales sirven como aceleradores y durante el trayecto se despegan para que el central siga con su impulso hasta dejar la carga en el espacio.
El Falcon Heavy mide 70 metros de alto –como un edificio de 23 plantas– y tiene 27 motores con una fuerza de empuje de más de 2.500 toneladas, equiparable a la de 18 aviones Boeing 747.
Su capacidad de carga dobla la del cohete más poderoso que había hasta ahora, el Delta IV Heavy de la United Launch Alliance (ULA, una empresa conjunta de Lockheed Martin y Boeing). El coste de un viaje del Falcon Heavy según Space X es de 90 millones de dólares, una cuarta parte de lo que hay que pagar por uno del Delta IV Heavy.
Con este avance tecnológico la empresa de Musk da un golpe en la mesa en el mercado aeroespacial mostrándose como la firma capaz de transportar más carga a menor coste para clientes tan poderosos como la NASA, las empresas de satélites de telecomunicaciones o el Ejército de EE UU.
El sueño de Musk es convertir el negocio del transporte aeroespacial en algo tan lucrativo que permita costear su proyecto más ambicioso: llevar al ser humano a Marte y colonizar el planeta rojo.
El lanzamiento, previsto para la una y media hora local, se retrasó debido al viento. Las cuatro de la tarde era la hora límite fijada para realizar la operación.
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