En una batalla legal sin fin, productores indígenas exigen suspender siembra con semillas genéticamente modificadas que Sagarpa les sigue entregando
PLAYA DEL CARMEN, Q. Roo.- Los campesinos de Quintana Roo, quienes por generaciones han trabajado la tierra, hoy se enfrentan a sucesos poco comunes y adversos, como obtener una sola cosecha tras recibir apoyos de semilla transgénica o caducada a través de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentos (Sagarpa).
Pero las repercusiones no quedan sólo ahí, su impacto pone en riesgo a la apicultura, la selva, el agua y la biodiversidad del estado. Un caso es la comunidad de Nuevo Israel, en el municipio de Felipe Carrillo Puerto, con 525 habitantes, y donde la principal actividad productiva es el campo.
“Nos urge mecanizar 220 hectáreas porque aquí no hay empleo, el gobierno saliente no nos echó la mano. Queremos que se reactive la ganadería. Tenemos 100 hectáreas donde se siembra cítrico, ahí sólo nos dieron de apoyo tres pozos, pero nada para sembrar las naranjas. Ahorita ahí optamos por el limón, que es más factible, nosotros lo pusimos. La vez pasada nos lo dieron, pero no es bueno el injerto, sólo una vez agarramos cosecha y se desapareció, no volvió a dar. Nos habían dado 420 matas por hectárea, pero de eso ya no quedó nada, algo tenían”, explicó el comisariado de Nuevo Israel, José Tomas Poot Kauil.
“En Nuevo Israel hay 15 productores de abejas y todos dijeron que por poco se mueren sus colmenas”
En esta comunidad hay cerca de 170 familias, casi todas dedicadas al campo. Otros son albañiles, carpinteros, algunos se van a buscar oportunidades, pero no son muchos los que migran. “Nosotros, los campesinos, nos inconformamos porque nos dieron semillas de Monsanto, las que dicen que son transgénicas y nos afectaron no sólo las cosechas, sino a las abejas. Éstas cuando chupan el polen de esos cultivos, se mueren. Los apicultores lo denunciaron. En Nuevo Israel hay 15 productores de abejas y todos dijeron que por poco se mueren sus colmenas”.
Agregó: “Esas semillas las dio la Sagarpa. Fuimos a pedir que nos cambiaran la marca, pero no nos hicieron caso. Hay gente que no la sembró, otros que sí. Por ejemplo yo la tuve que utilizar, porque no tenía de otra. Hubo otros a los que también les dieron semilla pero estaba caducada. Nos dieron tonelada y media, pero la mitad no servía. Abríamos los bultos y estaba llena de moho, negra, no servía, se veía bonita la bolsita, pero no servía. Ahora al gobierno que entró le pedimos que nos den pozos, porque viene mucha sequía”.
En Quintana Roo son varios los grupos que mantienen una lucha permanente para evitar la imposición de un modelo de producción que va en contra de los pequeños agricultores y devasta los recursos naturales, un ejemplo claro es el Consejo Regional Indígena Maya de Bacalar, en el sur del estado y el colectivo de semillas Much’Kanan I’inaj, respaldados a su vez por el Colectivo Apícola de los Chenes, EDUCE, la coalición MA OGM y la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales (ANAA), quienes han advertido del impacto negativo de la soya transgénica.
José Manuel Jesús Puc, miembro del Consejo Regional Indígena Maya de Bacalar, apuntó que actualmente son 52 ejidos los que integran este organismo y que mantienen una lucha permanente contra la soya transgénica porque el uso de glifosato, un herbicida de amplio espectro, contamina los mantos freáticos, y eso evidentemente daña la salud de los habitantes de la región, además de permitir la operación de monopolios agroindustriales en el estado. Es importante mencionar que el glifosato es un agrotóxico declarado cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud, y al estar contaminando los cenotes y cuerpos de agua subterráneos, supone también un impacto en el agua potable.
A su vez, el abogado de varios productores indígenas del estado, Raymundo Espinoza, explicó que su demanda de amparo no es para solicitar una consulta sobre la viabilidad o no de usar soya transgénica, pues lo que se busca es la suspensión de la siembra. Sin embargo, aunque este caso llegó hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y en 2015 resolvió suspender la siembra hasta que se realizara dicha consulta con las comunidades indígenas de Campeche y Yucatán, la empresa Monsanto buscó un amparo, de modo que actualmente en medio de un litigio que parece no tener final, las semillas transgénicas siguen entregándose y son utilizadas por campesinos que desconocen sus efectos nocivos.
Derivado de lo anterior, el también asesor de la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales (ANAA) dijo que los demandantes impugnaron la imposición de una consulta con el objetivo de anular los permisos que mantiene la Sagarpa a la empresa Monsanto, ya que existe suficiente evidencia científica sobre los riesgos potenciales que la siembra de transgénicos representa para la sociedad y en específico para la seguridad alimentaria. Y aunque cabe decir que el juez ordenó retomar el procedimiento, no dejó sin efecto el permiso a Monsanto, como se solicitó. “Nosotros no pedimos la consulta, porque ésta no se realizó antes de otorgar el permiso de siembra comercial y por tanto es un vicio dentro del proceso administrativo”.
TRANSGÉNICOS EN QUINTANA ROO
- La Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de Organismos (Cibiogem) y la Secretaría de Agricultura (Sagarpa) autorizaron a Monsanto en 2012 la siembra de 235 mil hectáreas de soya transgénica en Yucatán, Campeche, Quintana Roo y otros estados del país.
- Desde hace 13 años la empresa Monsanto inició silenciosamente a cultivar sus semillas transgénicas en Bacalar, Quintana Roo.
- La Sagarpa otorgó a la empresa Monsanto un permiso para sembrar soya transgénica en un polígono de 253 mil 500 hectáreas que abarca la península de Yucatán y otros estados.
- Cuatro municipios del sur de Quintana Roo siembran semillas transgénicas de Monsanto.
Fotos: Adriana Olvera
Sé el primero en comentar