En exclusiva, El Quintana Roo.mx atestigua declaraciones de campesinos mayas ante el tribunal de La Haya; denuncian daños a salud por uso de glifosato
LA HAYA, Países Bajos.- Los mantos freáticos de la península de Yucatán evidencian contaminación por glifosato –un herbicida comercializado por Monsanto con el nombre de Roundup–, ya que hay siembras ilegales de transgénicos de soya en Campeche, Yucatán y zonas de Quintana Roo, como Bacalar. Aunque sólo se han detectado muestras de contaminación en las comunidades de Ich Ek, Suc Tuc, San Juan Bautista Sahcabchén, Xmabén, J. Múgica, Chunchintok y Xtampak, del municipio de Hopelchén, el riesgo es latente porque toda el agua del subsuelo de la península está conectada.
Lo anterior lo confirmó María Colín, asesora legal de campaña de Greenpeace México, quien acompañó en La Haya, Países Bajos, a dos apicultores mayas de Hopelchén, Campeche, quienes denunciaron ante el Tribunal Internacional contra Monsanto las afectaciones generadas por la transnacional en sus comunidades, como la contaminación del agua debido al glifosato usado en las siembras, como lo demuestran estudios hechos por la Universidad Autónoma de Campeche, a cargo de Jaime Rendón, quien a petición del Programa de Manejo de Riesgos del Programa de las Naciones Unidad para el Desarrollo (PNUD), analizó el agua y la orina de pobladores en las comunidades de Hopelchén.
Angélica Ek y Feliciano Ucán hablaron en exclusiva con El Quintana Roo.mx, y denunciaron cómo el gobierno mexicano de los tres niveles ha dejado que Monsanto siembre soya transgénica en Campeche y Yucatán, pese a una suspensión provisional.
Los apicultores mayas, junto con la abogada María Colín –y decenas de víctimas de Monsanto alrededor del mundo–, presentaron sus testimonios ante cinco jueces, entre ellos el mexicano Jorge Abraham Fernández Souza, quien escuchó atento a los habitantes mayas.
“La demanda de miel depende de su calidad y con polen con soya transgénica la pone en peligro. Somos el sexto productor de miel convencional del mundo, el primero de miel orgánica y tercer exportador mundial de miel”
“Soy apicultor, los campesinos mayahablantes no fuimos informados sobre el permiso entregado a Monsanto y no fuimos consultados de sembrar ese cultivo. En las afectaciones de la soya transgénico, hablaré de la contaminación, de la miel por el polen transgénico. La demanda de miel depende de su calidad y con polen con soya transgénica la pone en peligro. Somos el sexto productor de miel convencional del mundo, el primero de miel orgánica y tercer exportador mundial de miel”, señaló Feliciano Ucán en su testimonio público ante Eleonora Lamm, Jorge Abraham Fernández, Steven Shrybman, Dio Fall Sow y Francoise Tulkens.
Entre 1987 y 2007 se han utilizado en la región 2 mil toneladas del glifosato, y en 2016 se han empleado 13 mil 500 toneladas, señala el estudio “Residuos de glifosato en muestras de agua y orina de habitantes de la zona de Hopelchén, Campeche”, hecho por Jaime Rendón, perteneciente al Epomex, (Estudios del Centro de Ecología, Pesquerías y Oceanografía del Golfo de México).
“Se otorgó a Monsanto un permiso en 2012 que afectaría a 15 mil familias mayas que viven de la apicultura. Implica el uso del herbicida glifosato probablemente cancerígeno. En 2015, con la soya transgénica sembrada por grandes agricultores privados que llegaron desde el norte de México, se ha presentado un acelerado proceso de agricultura industrial, deforestación. La siembra transgénica genera pérdida de empleos y daños a la salud”, acotó Feliciano Ucán.
“Se otorgó a Monsanto un permiso en 2012 que afectaría a 15 mil familias mayas que viven de la apicultura. Implica el uso del herbicida glifosato probablemente cancerígeno.
La soya transgénica cultivada en la península de Yucatán ocasiona deforestación y conlleva violaciones a los derechos humanos, refirió por su parte Angélica María Ek Canché.
“Vivimos la mortandad de abejas ligadas a las fumigaciones terrestres, reducción de poblaciones. Trae disminución de la miel y un menor ingreso para la familias campesinas mayas. Recortes de maíz y calabaza y otros cultivos de los campesinos mayas por fumigaciones con glifosato. Animales muertos y afectan la flora y fauna de la región”, puntualizó Ek en La Haya, y agregó:
“Hay deforestación por el cambio de uso de suelo. Es evidente la sustitución de la selva, y prácticamente el último pulmón de México, por monocultivos como la soya. Se perdieron 80 mil hectáreas de bosque, casi la mitad de lo perdido en todo el país y sólo en Campeche 38 mil hectáreas para la frontera agrícola”.
“Es evidente la sustitución de la selva, y prácticamente el último pulmón de México, por monocultivos como la soya. Se perdieron 80 mil hectáreas de bosque, casi la mitad de lo perdido en todo el país”
La llegada de Monsanto a la península de Yucatán no sólo ha causado un enorme impacto ambiental, ha afectado la Reserva de Calakmul y el hábitat del jaguar, ya que su entorno se ha fragmentado y ha perdido agua y alimento.
“El impacto ambiental es enorme, las zonas deforestadas estaban como conservación de la Reserva de Calakmul. Hay fauna de alto valor como el jaguar, afectado por la fragmentación de su hábitat por falta de agua y alimento. Pozos ilegales de absorción, aguadas tapadas por la actividad agrícola para que no se inunden los campos. Los pozos de absorción contaminan el agua con glifosato y el suelo es permeable. Los pozos de absorción de agua son graves, contribuyen a la desertificación. En 2015 se secaron dos lagunas y no reciben los escurrimientos. Además hay afectaciones a la salud, las comunidades beben agua con glifosato y nos saben cómo afecta la salud y no nos informan. Reportan síntomas como piedras en los riñones, úlceras vaginales, entre otros padecimientos”.
“Las comunidades beben agua con glifosato y nos saben cómo afecta la salud. Reportan síntomas como piedras en los riñones o úlceras vaginales”
En 2012, los apicultores mayas, el Colectivo Apícola de los Chenes y organizaciones ambientalistas tramitaron amparos contra el permiso que el gobierno mexicano otorgó a Monsanto para la siembra de soya transgénica, sin embargo, los daños ya son visibles.
Jaime Rendón, el pasado 30 de agosto, dio a conocer en su estudio que el agua que beben los mayas en comunidades de Campeche está contaminada, ya que se encontró glifosato en los garrafones de agua.
Asimismo, hay muestras positivas al glifosato en mujeres que no han tenido contacto con el agroquímico, es decir, están contaminadas por el alimento y el agua.
“Hay fumigaciones aéreas muy cercanas a las comunidades. Hay terrestres pero con la siembra transgénica han aumentado las aéreas, las avionetas pasan de las comunidades y sobrevuelan y rocían con agroquímicos. En las comunidades se percibe el olor, dolor de cabeza, mareos y vómitos. En julio de 2016 pasó una avioneta y arrojó químicos en padres y niños”, explicó Angélica María Ek.
“En las comunidades se percibe el olor, dolor de cabeza, mareos y vómitos. En julio de 2016 pasó una avioneta y arrojó químicos en padres y niños”
María Colín, asesora legal de campaña de Greenpeace México, por su parte, explicó que los habitantes mayas representan a los afectados por un permiso dado a Monsanto para siembra comercial transgénica de soya, resistente al herbicida glifosato.
“Las afectaciones son deforestación, muerte de abejas, contaminación de miel, y contaminación de los mantos freáticos por glifosfato y diversos estudios reportan glifosato en el agua, en los pozos donde se abastecen y en orina en pobladores”, y añadió:
“Sabiendo que es de conciencia en tribunal, con cinco jueces de varias partes del mundo, es generar información científica y precedentes legales para llevarlos a los tribunales de México y crear convicción en los jueces en el ámbito internacional. Se discute posicionar el término ecocidio en leyes intencionales, en el estatuto de Roma de la corte penal internacional. Sabemos que recientemente la corte ha aceptado ampliar términos y aceptar casos con impacto al medio ambiente y despojo de territorio. Creemos que el debate se abre y da la posibilidad de reparaciones que se lleguen hacer reclamadas en tribunales internacionales”.
Colín confió en que el Tribunal Internacional Monsanto forme una conciencia en los gobiernos sobre los impactos con las empresas, ya que Monsanto “refleja el comercio voraz y el control monopólico de las empresas que se quieren apoderar de nuestra comida”.
El Quintana Roo.mx cubrió en exclusiva, en La Haya, Países Bajos, el Tribunal Internacional Monstanto, una “iniciativa de la sociedad civil para que Monsanto se responsabilice por violaciones a los derechos humanos, crímenes contra la humanidad y ecocidio”.
En Quintana Roo, México, como lo publicó El Quintana Roo.mx en su momento, existe una “batalla legal sin fin”, en donde “productores indígenas exigen suspender siembra con semillas genéticamente modificadas que Sagarpa les sigue entregando”.
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“Desde hace 13 años la empresa Monsanto inició silenciosamente a cultivar sus semillas transgénicas en Bacalar, Quintana Roo. La Sagarpa otorgó a la empresa Monsanto un permiso para sembrar soya transgénica en un polígono de 253 mil 500 hectáreas que abarca la península de Yucatán y otros estados. Cuatro municipios del sur de Quintana Roo siembran semillas transgénicas de Monsanto (Bacalar, Othón P. Blanco, Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos)”. Monsanto, a juicio por crímenes contra la humanidad.
Fotos: Carlos Underwood
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