CIUDAD DE MÉXICO.- La instalación de mingitorios públicos en diversas zonas de París ha causado revuelo entre vecinos que los consideran innecesarios y hasta una amenaza para la estabilidad de los barrios.
El urinario que ha generado mayor controversia se encuentra instalado en lle Saint-Louis, un parte muy cercano a la Catedral de Notre Dame y que tiene vista al Río Sena, donde decenas de barcos turísticos surcan.
Tal es el grado de indignación, que los lugareños han escrito al Ayuntamiento para exigir su eliminación.
No hay necesidad de poner algo tan inmodesto y feo en un lugar tan histórico”, dijo Paola Pellizzari, de 68 años, dueña de una tienda de arte veneciana.
Está al lado de la casa más hermosa de la isla, el Hotel de Lauzun, donde vivió Baudelaire”, dijo, refiriéndose al poeta francés del siglo XIX.
Incluso, otros vecinos, han manifestado su temor que los mingitorios inciten al exhibicionismo por su cercanía a escuelas.
El diseñador del “Uritrottoir” – una combinación de las palabras francesas para urinario y pavimento – dijo que ofrecía una solución ecológica.
El dispositivo es esencialmente una caja con una abertura en el frente y una pantalla floral en la parte superior, que contiene paja que se transforma en composta para usar en parques y jardines.
Pero los lugareños de Ile Saint-Louis dijeron que el receptáculo podría arruinar su vecindario.
“Es horrible”, dijo el propietario de 50 años de una galería de arte cercana.
Nos dicen que tenemos que aceptar esto, pero esto es absolutamente inaceptable. Está destruyendo el legado de la isla. ¿No puede la gente comportarse?”, cuestionó otro vecino.
Sin embargo, el Alcalde Ariel Weil insistió en que los dispositivos eran necesarios.
Las autoridades de París han desplegado cuatro mingitorios lugares donde orinar en la calle se ha convertido en un problema.
Si no hacemos nada, entonces los hombres simplemente van a orinar en las calles”, dijo. “Si realmente está molestando a la gente, encontraremos otra ubicación”.
Algunos incluso han calificado su instalación como discriminatoria.
Se han instalado con una propuesta sexista: los hombres no pueden controlarse (desde el punto de vista de la vejiga) y entonces toda la sociedad tiene que adaptarse”, dijo Gwendoline Coipeault del grupo feminista francés Femmes Solidaires. “El espacio público debe transformarse para causarles una incomodidad mínima”.
“Es absurdo, nadie necesita orinar en la calle”.
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