CHETUMAL, Q. ROO.- La Ley de Asentamientos Humanos es una norma que, junto con la Ley de Acciones Urbanísticas, busca el desarrollo ordenado, sustentable y equilibrado de Quintana Roo y elimina lagunas legales, además de sustituir leyes anacrónicas de las que se abusaba, sostuvo el diputado Juan Carlos Pereyra, presidente de la Comisión de Desarrollo Urbano y Asuntos Metropolitanos del Congreso del Estado.
El legislador consideró que todo el marco legal en materia de urbanización y vivienda para el estado, publicado el pasado 16 de agosto en el Periódico Oficial del estado, debe ser visto en su conjunto, como una norma completa y no de manera parcial, pues la nueva ley consta de 366 páginas y, quienes la han criticado, sólo se han referido a un párrafo, “ni siquiera a una página completa de toda la ley que consta de 222 artículos la de Asentamientos Humanos y de 87 artículos la Ley de Acciones Urbanísticas”.
El legislador consideró: “Lo que algunas voces no dicen es que las viviendas de interés social o popular se hacían amparadas en la Ley de Fraccionamientos de hace 26 años, ley que era prácticamente letra muerta cuyas lagunas legales permitieron construir casas de 3.5 metros de frente.
Hoy la nueva ley establece que la misma vivienda de interés social o popular no puede ser menor a 6 metros de frente y 18 de fondo, es decir 108 metros cuadrados. Además, hay dos conceptos más: la vivienda de categoría media y la residencial, más grandes aún”, explicó.
Esta ley, añadió, es resultado de un trabajo conjunto: no responde a intereses de particulares y, sobre todo, representa el cumplimiento que el Congreso tiene frente a la Ley de Asentamientos Humanos a nivel federal a cuya homologación está obligado el estado de Quintana Roo.
Basta recordar, dijo, que para la construcción de esta Ley se realizaron tres foros: el 9 de marzo en la Ciudad de Cancún, en el que participaron representantes del sector empresarial, desarrolladores inmobiliarios y agrupaciones civiles, incluido el propio Colegio de Biólogos de Quintana Roo. El segundo fue el 21 de marzo, en la Universidad de Quintana Roo y el tercero el 23 de marzo. Además, se abrió un espacio para recibir propuestas relacionadas con esta norma, el pasado 02 de abril.
Es por eso que consideramos que esta Ley de Asentamientos Humanos no puede reducirse a un solo concepto o a un adjetivo calificativo como se ha hecho. Las leyes que se construyen en el Congreso no pueden ser vistas de manera reduccionista. Sólo el dictamen de esta nueva ley es de 366 páginas; cuando menos, quienes han hecho señalamientos, están obligados a revisarla en su conjunto y no emitir opiniones a partir de juicios parciales o reductivos. Invitamos a que la lean, a que le dediquen tiempo y a que hagan una valoración más completa en su justa dimensión”, expresó el legislador.
El diputado Juan Carlos Pereyra convocó a la sociedad a que conozcan los motivos de esta reforma, sus fundamentos y novedades y no a quedarse sólo con opiniones aisladas o interesadas.
Esta ley impide los asentamientos irregulares, busca el equilibrio con la ecología, evita la edificación de zonas urbanas sin garantía de servicios, demanda de los desarrolladores cumplir con normas claras en materia de urbanización y servicios públicos como son agua potable, electricidad y alumbrado público; prevé eliminar duplicidad de funciones y sobrerregulación; creación y respeto de áreas verdes. En general se elevan los estándares urbanísticos con el objetivo de mejorar la calidad de vida”, explicó.
El legislador dijo que, precisamente por existir lagunas legales, en el estado se llegaron a edificar viviendas de 3.5 y 4 metros de frente por firmas desarrolladoras del sector inmobiliario que se basaban en la figura de Fraccionamientos; hoy se evita esa simulación a fin de incrementar prácticamente al doble el tamaño de las viviendas de interés social.
La Ley de Fraccionamiento del Estado de Quintana Roo, que se usa como un argumento para desestimar esta nueva Ley de Asentamientos Humanos, “data de 1992 es decir, de hace 26 años, prácticamente era letra muerta, era una ley llena de vacíos legales, de conceptos anacrónicos y totalmente desfasada a las necesidades de un estado creciente como Quintana Roo.
Además, explicó, los señalamientos de que la vivienda se reduce “son totalmente falsos pues la Ley de Acciones Urbanísticas contempla tres tipos de vivienda:
1.- Lotes unifamiliares de las categorías económica, popular y tradicional que no pueden ser menores a 6 metros de frente y 18 de fondo, es decir, 108 metros cuadrados.
2.- Lotes unifamiliares de categoría media que no pueden ser menores a 7.2 metros de frente y 20 metros de fondo, es decir, 144 metros cuadrados y deben tener un área libre de 20% como mínimo.
3.- Lotes unifamiliares de categoría residencial con un frente no menor a 8 metros y 22.5 metros de fondo”.
Ahora está prohibido, dijo, construir viviendas que compartan el mismo muro. Cada casa deberá tener su propia pared para separarse de la del vecino. Ya no más desarrollos urbanos que provocaban hacinamientos, amparados en supuestos bajos costos; ya no más viviendas que o no se podía ampliar o que usaban sus áreas verdes para construir ante la falta de espacios. Ya no más abuso de parte de inmobiliarias y sí a un desarrollo digno y ordenado como el que demanda Quintana Roo”, concluyó.
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