El Diagnóstico Situacional de Personas LGBTTTIQ, realizado por la UAM, indica que la familia es el primer sitio de discriminación hacia la comunidad gay
CIUDAD DE MÉXICO.- “‘Mamá, soy gay’, me dijo hace 16 años una de mis hijas, y lo primero que pensé fue: ‘¿Qué hice mal, si a las dos les di la misma educación?”’, narra Miriam Ángel. “Me sentí culpable. Me causó vergüenza, me causó mucho dolor”, recuerda.
Ahora reconoce que ese dolor surge por falta de información y del temor a enfrentar una sociedad que aún discrimina a las personas gays. “Nunca pensamos que habrá un homosexual en nuestra casa, y lo difícil es cómo decirle a tu familia, a tus amigos, pero debemos dejar que el amor por nuestros hijos supere esas dificultades”, afirma.
Para aceptar que su hija tenía una orientación sexual diferente, Miriam buscó apoyo psicológico, estudió sobre el tema y comenzó a reunirse con otros padres que se encontraban en la misma situación.
Así dio vida a la asociación Familias por la Diversidad Sexual, donde a la fecha, padres de homosexuales o transexuales reciben apoyo emocional para aceptar la decisión y mantener la unidad familiar.
“En las sesiones, los padres primero nos disculpamos por la ignorancia. En nuestra generación no se hablaba de sexualidad, y hoy todavía pocas familias hablan de sexualidad en su casa”, sostiene.
También trabajan cómo aceptar que duele que los hijos sean gays porque se rompen las expectativas que los padres crean sobre ellos. “Yo les digo: ‘No se alejen de sus hijos, no los pierdan porque ellos hasta pueden buscar una salida falsa’”, subraya.
En tanto, Eusebio Rubio, presidente de la Asociación Mexicana por la Salud Sexual, explica en entrevista, que si un hijo gay es rechazado por sus padres, tiene más riesgo de desarrollar depresión o ansiedad, de consumir drogas e incluso de suicidarse.
Según el estudio “Diagnóstico Situacional de Personas LGBTTTIQ”, realizado por la UAM en 2015, el primer lugar de discriminación hacia la comunidad gay es la familia, lo que les genera conflictos emocionales.
Por eso, detalla Rubio, es importante que los padres se informen, hablen con sus hijos y los apoyen. “Hay que brindar a los hijos amor parental, que es el amor que cuida, respeta, promueve el crecimiento y restringe las conductas que implican abuso o daño hacia los demás”, apunta. Patricia Kelly, especialista en temas de sexualidad, agrega que algunos padres sufren con la idea de que su hijo es gay porque temen que sea violentado o discriminado.
No obstante, señala que, si las familias aceptan la diversidad sexual, promueven un ambiente de respeto que ayudará a erradicar los discursos de odio. Si tiene dudas sobre la orientación de un hijo, recomienda platicar, generar desde la infancia los vínculos de comunicación que permitan a los hijos tener confianza para decirles a los padres.
Al recibir la noticia, recomienda escuchar con paciencia, no agredir ni alejarse, y, si los padres preguntan abiertamente a los hijos si son gays, aconseja hacerlo sin intimidar y sin transgredir la privacidad del otro.
Sé el primero en comentar