A 13 años del pasó de “Wilma”, Q. Roo es ejemplo en materia de protección civil

CANCÚN, Q. ROO.- Tras el paso de los huracanes “Gilberto”, hace 30 años, y de “Wilma”, hace 13, Quintana Roo trabaja de manera constante en la prevención, lo que se refleja en la cultura que en materia de protección civil tienen sus habitantes, dijo el coordinador estatal de Protección Civil, Adrián Martínez Ortega.

Sostuvo que la coordinación con los ayuntamientos ha resultado determinante para consolidar la cultura de protección civil en Quintana Roo y ratificó el compromiso de apoyar a las nuevas administraciones municipales con herramientas teórico-prácticas que permitan responder oportunamente a las eventualidades que puedan significar riesgos para la población.

La cultura de la prevención es exitosa por la colaboración entre gobierno y habitantes. Como autoridades establecemos lineamientos y estrategias, mientras que los quintanarroenses participan, coadyuvan y se involucran”, comentó.

El funcionario resaltó que en materia de protección civil Quintana Roo es considerado ejemplo a seguir, no sólo en nuestro país sino en el ámbito internacional. Este fin de semana se cumplen 13 años del paso por Quintana Roo del huracán “Wilma”, considerado como uno de los más devastadores de la historia. Antes, a mediados de septiembre, se cumplieron 30 años del impacto del huracán Gilberto, que devastó parte de la península de Yucatán. Al respecto, el empresario yucateco, José Chapur Zahoul, propietario de la cadena Palace Resorts, destacó la capacidad de la población quintanarroense para, primero recuperarse de ambos fenómenos naturales y ahora cada año preparar la temporada de huracanes.

El coordinador estatal de Protección Civil, Adrián Martínez Ortega, recordó que actualmente se encuentra activa la temporada de huracanes y, en consecuencia, es necesaria la conformación o reinstalación, según sea el caso, de los Consejos Municipales de Protección Civil. Abundó que también debe existir capacitación municipal en temas como atención a giros de alto riesgo, manejo de combustibles y actuación en caso de derrame de líquidos peligrosos.

Adrián Martínez Ortega reiteró el compromiso de mantener comunicación y coordinación permanente con las autoridades municipales para garantizar la seguridad de los ciudadanos.

21 de octubre de 2005 no se olvida

EL 21 de octubre de 2005 el huracán “Wilma” tocó tierra en las costas de Quintana Roo. Con vientos que alcanzaron los 280 kilómetros por hora, dejó un millón de damnificados en el país y pérdidas económicas por 30 mil millones de pesos, de acuerdo con cifras oficiales.

La amenaza del meteoro, que cobró una fuerza descomunal en tan solo 24 horas, al pasar de categoría 2 a categoría 5, con vientos máximos sostenidos de 280 kilómetros por hora, impactó en todo el mundo.

El fenómeno afectó a nuestro país, donde cobró cuatro víctimas, así como a Haití, donde dejó 12 muertos; Cuba, donde dejó otras cuatro; las Bahamas, donde una persona murió por su embate; y Estados Unidos, donde dejó un saldo de 31 muertos.

A 13 años del golpe del huracán más intenso registrado en el océano Atlántico, la sociedad quintanarroense no sólo recuerda los daños causados por “Wilma”, sino los toma como ejemplo para adoptar nuevas medidas de prevención.

Riesgo histórico

“Wilma” fue la vigésima primera tormenta tropical, el décimo segundo huracán de la temporada de huracanes del océano Atlántico en 2005 y el primer huracán de la historia nombrado con la letra “w”. Cientos de medios en el mundo ocuparon gran parte de su espacio para narrar la historia del que vaticinaban sería el huracán más potente de la historia, enfocándose en la seguridad de sus compatriotas, ya que más de 70 mil turistas estaban en riesgo.

La naturaleza había puesto a prueba a Quintana Roo muchas veces. Se dice que el primer registro de un huracán data de 1916 y, aunque no tuvo un nombre, los habitantes de Xcalak dan cuenta de ello por lo que han escuchado de generación en generación. Imposible pasar por alto sus efectos destructivos, dicen, si dejó todo en el piso, incluyendo el faro de Banco Chinchorro.

“Hilda” (1955) no dejó en el estado el mismo recuerdo que Janet (1955), ciclón que con toda fuerza sacudió a la zona sur. Tan devastador fue que se le inmortalizó con un monumento frente a la bahía que centímetro a centímetro se erigió en memoria del más un centenar de personas que perdieron la vida.

El faro de Puerto Morelos se inclinó por el paso de “Beuhla”, en 1967, y Chetumal sintió la fuerza de “Carmen”, en 1974, pero la siguiente nota dramática llegaría el 13 de septiembre de 1988 cuando Gilberto, el poderoso huracán de 800 kilómetros de diámetro con ráfagas de viento superiores a los 300 kilómetros por hora tocó suelo quintanarroense.

La historia sigue entre huracanes y tormentas tropicales. Año con año, la población de Quintana Roo y de la península de Yucatán en general acumula anécdotas incluso de ocasiones en las que una amenaza se ha desvanecido a última hora.

Tres días de destrucción

“Wilma” seguía su paso lento y errático hasta la madrugada del 20 de octubre de 2005, cuando la intensidad del fenómeno hidrometeorológico se incrementó hasta la categoría 4, lo que dio pie a reforzar todas las medidas que ya había tomado el gobierno de Quintana Roo, como desalojar al mayor número de turistas posible.

Durante la mañana del día 21, al acercarse a la costa de Quintana Roo, Wilma llevaba vientos máximos sostenidos de 230 kilómetros por hora, fuerza con la que avanzó sobre la isla de las golondrinas, Cozumel, y, más tarde, sobre Playa del Carmen y Puerto Morelos.

Con menor intensidad se posó sobre Isla Mujeres y Cancún, lo que no significó un alivio, ya que pasaban las horas y el peligro no cesaba: “Wilma” se estacionó sobre la península más de 60 horas, entre el 21 y el 23 de octubre, fechas que quedaron grabadas en la historia de este polo turístico.

Durante esas interminables horas, el huracán “Wilma” se llevó la arena de las playas, destruyó muelles y hoteles, arrancó árboles de raíz, arrasó con postes y con todo tipo de estructuras a su paso.

La población quedó a oscuras, pues la infraestructura eléctrica sufrió daños en 205 torres de transmisión y más de cuatro mil postes de distribución. Las pérdidas para este sector superaron los 200 millones de pesos.

Tras el incesante azote, el panorama en este estado era desolador. Autoridades estimaron las pérdidas en aproximadamente 30 mil millones de pesos y una afectación a más de 800 mil hectáreas de selva.

En específico, la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) aseguró que el costo de los daños superaría por mucho la referencia más cercana que era la del huracán Gilberto (mil 200 millones de dólares aproximadamente), especialmente porque menos del 20% de las empresas afectadas contaba con algún tipo de seguro.

Después vendría la reconstrucción, un proceso que no podía ser lento: la economía se había fracturado, el comercio colapsado y estaba en riesgo tanto el estado como el país en el ámbito turístico, uno de los pilares del desarrollo nacional.

El gobierno federal puso en marcha diversas estrategias y anunció estímulos económicos. El gobierno estatal y la iniciativa privada signaron acuerdos para garantizar el empleo, y los ciudadanos, uno a uno, reconstruyeron el escenario en menos de tres meses. La misma historia en otros lugares del continente, como Nueva Orleans, por ejemplo, ha tomado años.

Aprendizaje

13 años después, “los días de Wilma” son un ejemplo, existen más medidas de prevención y las autoridades tienen mayor capacidad de respuesta y mejor comunicación.

Destaca el Sistema Estatal de Localización de Turistas (Seltur), una plataforma digital que sirve para ubicar a los visitantes de Quintana Roo que son sorprendidos por el impacto de una tormenta, lo que permite contactarlos, movilizarlos o brindarles la protección necesaria en caso de desastre natural.

 

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