La reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas podría generar un incremento de la informalidad en Quintana Roo, debido a los costos operativos que representaría, principalmente para las pequeñas y medianas empresas, advirtió María Jovita Portillo, presidenta de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) Quintana Roo.
En el marco de la firma de un convenio entre el Centro de Conciliación Laboral y el Centro Empresarial Quintana Roo, la presidenta de la Coparmex indicó que el estado presenta un importante segmento de empleo informal de un 43.8 por ciento, lo que equivale a cerca de 428 mil personas trabajando sin seguridad social ni prestaciones.
Consideró que, de aprobarse la reforma, este porcentaje se incrementaría a más del 55 por ciento, debido a las condiciones laborales particulares que presenta el estado y que no han sido tomadas en cuenta en la discusión.
“De acuerdo a los consensos económicos que se han publicado, la informalidad sí se incrementaría, derivado de los costos laborales y demás que representa aprobar la iniciativa tal y como lo están planteando”, agregó.
Detalló que el empleo formal en el estado suma 528 mil 901 trabajadores afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) es decir, 4 de cada 10 trabajadores quintanarroenses no cuentan con una relación laboral formal.
Afirmó que la experiencia internacional demuestra que la simple reducción de las horas de trabajo requiere de estrategias diferenciadas por sector para asegurar eficacias y evitar efectos adversos.
“Celebramos el objetivo de dignificar el trabajo, pero subrayamos que por sí sola no es suficiente, es necesario acompañar la reforma con medidas concretar y reglas claras, flexibles y sectorizadas acorde a las realidades de cada rama económica”, puntualizó.
Sostuvo que la reducción laboral en Quintana Roo tendría efectos negativos principalmente en el sector turístico y de servicios, debido a que la economía quintanarroense depende principalmente de las actividades terciarias.
En este sentido, explicó que muchos establecimientos de hospitalidad, comercio y esparcimiento operan bajo horarios extendidos, turnos continuos y demandas estacionales, por lo que reducir la jornada semanal de sus colaboradores de 48 a 40 horas, sin una estrategia de adaptación. podría traducirse en menor disponibilidad de servicios, necesidad de personal adicional o pago de horas extras, con el consecuente aumento de costos operativos.
“Para Quintana Roo esto podría impactar en la insatisfacción de los visitantes, la competitividad del destino e incluso en la derrama económica local”, advirtió.
Agregó que desde la Coparmex están planteando una serie de estrategias complementarias para minimizar los impactos negativos en la economía estatal, amortiguando el costo del ajuste laboral y potenciar la productividad, de modo que la transición hacia las 40 horas sea sustentable para las empresas, como para los trabajadores.
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