CANCÚN, Q. Roo.- Luego de que el pasado 30 de julio, la Comisión Federal de Riesgos Sanitarios (Cofepris) confirmara que las playas de Puerto Morelos y el balneario público Las Perlas, en Cancún, se encuentran entre las más contaminadas del país, padres de familia están siendo exhortados a los cuidados preventivos para sus hijos durante la temporada vacacional aprovechada para pasar la mayor parte del tiempo en las playas.
De acuerdo con el análisis realizado entre noviembre y diciembre de 2015, el cual fue retomado por la cadena televisiva CNN, aunque todas las playas mexicanas son aptas para vacacionar, por sus niveles de contaminación hay una decena de sitios que podrían considerarse “no aptos” para uso recreativo debido a los altos niveles bacteriológicos.
La Cofepris determinó un grado de contaminación fijando el límite de 200 estreptococos y enterococos fecales por cada 100 mililitros de agua (NMP/100M1). Es decir, si una playa supera dicho estándar, es considerada no apta para la estadía humana porque se incrementan los riesgos de contraer enfermedades respiratorias y gastrointestinales.
Cita el estudio que la playa más contaminada de México se encuentra en Tijuana, Baja California, seguida de playa Caletilla, en Acapulco, Guerrero. En tercer lugar está la playa de Puerto Morelos y en décimo lugar el balneario Las Perlas, en Cancún. Pese a ello, Quintana Roo aparece como la entidad con más playas limpias del país.
Precauciones
Las playas pueden ser peligrosas para los menores de edad si sus padres no siguen las instrucciones idóneas para protegerlos al visitar los balnearios, particularmente en el período vacacional en curso, cuando se registran temperaturas por arriba de 30 grados centígrados y hay una elevada afluencia de bañistas.
Emmanuel Chávez, elemento del cuerpo de paramédicos adscrito a Puerto Morelos, subrayó que los casos atendidos más frecuentes son por exposición excesiva al sol y sin protección, lo cual puede provocar quemaduras en la piel, insolación, dolor de cabeza, diarrea, vómito y hasta convulsiones.
“Por el calor de verano, los niños pueden sufrir deshidratación, ya que la alta temperatura hace que la criatura sude y requiera una mayor ingesta de líquidos. El choque de temperatura o el cambio brusco de esta… y si no hay la supervisión de sus padres, imagínate”.
Concluyó que hasta la tercera semana de verano han atendido 11 casos.
Fotos: David Zarco
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