Se prevén lluvias torrenciales muy significativas en la región de Westland y Buller, esta semana, por lo que el Servicio de Meteorología de Nueva Zelanda ha activado una alerta roja por lluvias torrenciales en estas regiones.
Según han informado, podría caer de dos a cuatro veces la cantidad normal de lluvia para el mes de agosto.
La culpa de este clima extremo es la confluencia de varios frentes, junto con una gran humedad procedente del norte, afectando a Nueva Zelanda hasta el domingo, 21 de agosto de 2022 con lluvias torrenciales y rachas de viento huracanadas, tanto en la zona oeste como norte de las islas.
Las probabilidades de que las lluvias sean muy copiosas es muy alta, por lo que se advierte a las regiones del noroeste por lluvias torrenciales desde el jueves al domingo, incluyendo Buller, Westland, Nelson, Malborough y Tasman y por lluvias moderadas en Buller y Westland el domingo.
En Buller y Westland podrían acumularse de 350 – 600 mm (13,8 – 23,6 pulgadas) de lluvias a lo largo de un período de 56 horas, hasta el jueves por la tarde-noche. Estas zonas probablemente superarán la media habitual de agosto.
Incluso estando el nivel de los ríos en un rango normal, la intensidad de las lluvias hará que suba considerablemente y rápidamente, por lo que se recomienda extremar las precauciones.
Se prevén problemas en la red de comunicaciones y transportes. Más cerca de la costa, las inundaciones podrían ir a peor durante las mareas altas. Es probable que algunas poblaciones queden aisladas, por lo que es necesario tomar precauciones. Se recomienda a las personas residentes en las regiones afectadas que estén muy atentos a la previsión del tiempo y que sigan las recomendaciones de las autoridades locales.
Si bien se prevén los mayores impactos en la zona que se encuentra en alerta roja, es necesario tener en cuenta que las regiones que rodean a estas, también se encuentran en alerta por altas cantidades de lluvias en las montañas cercanas, lo que podría aumentar el caudal de los ríos y provocar inundaciones.
Se trata de la octava alerta roja que emite el Servicio de Meteorología de Nueva Zelanda desde que instauró el sistema de alertas por colores en 2019. En verdad, este tipo de aletas solo se activan cuando se prevén eventos climáticos extremos y peligrosos.
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