Un estudio publicado por sismólogos de la Universidad de California, Berkeley en Nature Geoscience señalan que las razones de este fenómeno son desconocidas.
El núcleo de la Tierra está constituido de hierro y comenzó a congelarse hace más de 500 millones de años.
Los sismólogos creen que el mayor crecimiento en un lado del núcleo sugiere que algo debajo de Indonesia está eliminando calor del núcleo interno a un ritmo más rápido que en el lado opuesto, debajo de Brasil.
De esta forma, un enfriamiento más rápido en un lado aceleraría la cristalización del hierro y el crecimiento del núcleo interno en ese lado, lo que tiene implicaciones para el campo magnético de la Tierra y su historia.
La convección (transmisión de calor en un fluido por movimiento de capas desigualmente calientes) en el núcleo externo impulsada por la liberación de calor del núcleo interno es lo que hoy impulsa la dínamo que genera el campo magnético que nos protege de las partículas peligrosas del sol.
Barbara Romanowicz, profesora del departamento de Ciencias de la Tierra y Planetarias de la Universidad de Berkeley, señaló que “sabemos que el campo magnético ya existía hace 3,000 millones de años, por lo que otros procesos deben haber impulsado la convección en el núcleo externo en ese momento”.
La edad más joven del núcleo interno puede significar que, al principio de la historia de la Tierra, el calor que hierve el núcleo del fluido provino de elementos ligeros que se separan del hierro, no de la cristalización del hierro, que vemos en la actualidad.
Daniel Frost, científico asistente del proyecto en el Laboratorio Sismológico de Berkeley, se cuestiona sobre si el núcleo interno ha podido existir solo durante 1,500 millones de años, “según lo que sabemos sobre cómo pierde calor y lo caliente que está, entonces, ¿de dónde vino el campo magnético más antiguo?”.
El crecimiento asimétrico del núcleo interno explica un misterio de hace tres décadas: que el hierro cristalizado en el núcleo parece estar alineado a lo largo del eje de rotación de la Tierra, más en el oeste que en el este, mientras que uno esperaría que los cristales se orientaran de forma aleatoria.
A través de simulaciones por computadora, los expertos crearon una especie de mapa que muestra el crecimiento del núcleo terráqueo durante los últimos 1,000 millones de años y llegaron a la conclusión que se ha comportando con un “patrón desequilibrado“, con nuevos “cristales de hierro” que se forman más rápidamente en el lado este del núcleo.
El interior de la Tierra está formado por capas parecidas a las de una cebolla. La última de ellas es el núcleo interno sólido de hierro y níquel, que tiene un radio de 1,200 kilómetros, aproximadamente tres cuartas partes del tamaño de la Luna.
Está rodeado por un núcleo externo fluido de hierro fundido y níquel de 2,400 kilómetros de espesor.
El núcleo externo está rodeado, a su vez, por un manto de roca caliente de 2,900 kilómetros de espesor y cubierto por una corteza rocosa fina y fría en la superficie.
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