Un reporte de la Universidad del Sur de Florida (USF) y la agencia espacial NASA confirmó un crecimiento histórico del sargazo en playas de Florida, el Caribe y Centroamérica en niveles nunca antes vistos durante el mes de mayo de este año.
El estudio reveló un “inesperado” exceso de nitrógeno en el sargazo como resultado de la actividad humana ha hecho de esas algas color pardo un hábitat tóxico de naturaleza muerta.
“2021 será otro año importante de sargazo y la cantidad en el Mar Caribe es probable que aumente de forma continua durante el verano”, advirtió esta semana ese boletín mensual.
Especialistas aseguran que el sargazo pasó de ser un organismo vital para cierta fauna marina, un refugio para peces, camarones y tortugas, a un área tóxica de naturaleza muerta compuesta por una gran cantidad de nitrógeno.
El profesor de la FAU Brian Lapointe, compararon un total de 488 muestras del alga recogidas en el Atlántico Norte en los periodos 1983-1989 y 2010-2019 y hallaron “un aumento del 111 por ciento de la relación nitrógeno-fósforo”.
“Fue una gran sorpresa”, manifiestó Lapointe, líder de la investigación, al detallar los dramáticos cambios en la química y composición del sargazo, un alga descrita por primera vez por Cristóbal Colón y sus marineros en 1492.
Se sabe que una mayor disponibilidad de nitrógeno están apoyando las floraciones de sargazo y convirtiendo un hábitat importante en floraciones de algas nocivas con “impactos catastróficos en los ecosistemas costeros, las economías y la salud humana”, reseña la investigación.
“Las actividades humanas han alterado en gran medida los ciclos globales del carbono, el nitrógeno y el fósforo, y las entradas de nitrógeno se consideran ahora de ‘alto riesgo’ y por encima de un límite planetario seguro”, se lamenta Lapointe.
El sargazo que prolifera a lo largo de las playas “puede resultar en altas concentraciones de gas de sulfuro de hidrógeno tóxico”, que “huele a huevos podridos” y afecta especialmente a personas con asma, dicen las autoridades sanitarias.
Lapointe recuerda que esta alga también tiene “altas concentraciones de metales tóxicos, como cadmio y arsénico”, y también materia fecal, lo que “representa un riesgo elevado para los bañistas”.
Sólo en el condado Miami-Dade la remoción del sargazo ha implicado gastos por más de 45 millones de dólares anuales, mientras que la limpieza en todo el Caribe en 2018, un año récord de sargazo, costó unos 120 millones de dólares, sin contar la disminución de los ingresos por la pérdida de turismo.
El crecimiento de la población y los cambios en el uso de la tierra han aumentado la contaminación por nitrógeno y la degradación de los estuarios y las aguas costeras desde al menos la década de 1950, precisa.
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